En el vuelo chárter que el martes pasado lo trajo de Santo Domingo, República Dominicana, al país, Juan Luis Guerra no hizo mayores requerimientos. Consumió el menú programado, que incluía comida vegetariana a pedido de algunos de los integrantes de su orquesta 4.40. Él conversó todo el tiempo con sus músicos y visitó varias veces la cabina del piloto. Su actitud fue distendida y evidenció absoluta sencillez, mas su esposa y mánager, Nora Vega, hizo valer la fama y éxito del artista, convirtiéndolo en inalcanzable. Asumió la postura de interlocutora y, prácticamente, determinó los acercamientos que este podría tener con los medios que lo acompañamos en el viaje.