En el centro de Roma, una ciudad conocida por sus numerosas fuentes y acueductos, se alza la que es probablemente la fuente más famosa del mundo y una de las más visitadas: la Fontana di Trevi.

Pero este monumento no sólo es admirado por su larga historia, que se remonta al siglo I a. C., y por la belleza de las esculturas que la componen: es también conocida por ser la fuente que concede los deseos.

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La tradición dice que, lanzando una moneda de espaldas a sus cristalinas aguas, la persona volverá a Roma. Si lanza dos monedas, se enamorará allí, mientras que con tres monedas se casará con la persona amada.

Miles de personas lanzan allí sus monedas todos los días, un dinero que es recogido regularmente por el Ayuntamiento de Roma y destinado a obras de caridad.

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La Fontana di Trevi, como el resto de fuentes monumentales romanas, fue en su momento el punto de llegada de uno de los grandes acueductos de la Roma antigua, en este caso, el "Aqua Virgo", inaugurado en 19 a.C. por el cuñado del emperador romano Augusto, Marco Vipsanio Agripa.

En 1732, el Papa Clemente XII encargó al arquitecto Nicolò Salvi la construcción de la espectacular fachada que enmarca la fuente, aunque ya un siglo antes el escultor barroco Gian Lorenzo Bernini había proyectado una remodelación de la fuente que no llegó a realizarse.

Salvi ideó un grupo de esculturas dominada por la de Océano, de pie en el centro, junto a la cual se encuentran dos figuras femeninas: la Salubridad y la Abundancia.

En un nivel más bajo, se encuentran los caballos que transportan a Océano, que surgen de las aguas en pronunciados escorzos, y los tritones que intentan contenerlos tirando de las riendas.

Fue Benedicto XIV quien inauguró el monumento en 1744, y su nombre figura en el frontispicio, aunque los trabajos no acabaron hasta 1762.

Pronto se convirtió en un símbolo de la Roma de los Estados Pontificios, aunque probablemente la familia romana a la que la fuente gustaba menos era la de los duques de Poli.

La fuente ocupa uno de los lados de su palacio, que perdió dos filas de ventanas a causa de ello.

Desde entonces, la Fontana di Trevi se ha convertido en punto de referencia del turismo en Roma, uno de los lugares con más magia de la capital italiana.
Tanto que la pequeña plaza en la que se encuentra está repleta de turistas a todas las horas del día y de la noche, lo que hace de ella un caso clásico de turismo insostenible.

Sin duda, el gran momento de este lugar fue 1960, cuando el film de Federico Fellini "La Dolce Vita" situó en las aguas de la Fontana su escena más famosa y una de las más recordadas de la historia del cine.