GINEBRA |
En el retorno a sus países, algo importante habrá quedado marcado para siempre en la memoria de todos los asistentes a la Cumbre revisionista Durban II contra el racismo y la intolerancia: la participación del presidente de la República islámica de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, el único presidente que participó en esa Conferencia. En efecto, al abrir el debate de alto nivel suscitó un malestar general pese a que todos ya intuían que su primer blanco sería Israel al que calificó de “gobierno racista y abuso sionista contra Palestina”, yéndose contra la realidad histórica del holocausto al declarar que “después de la Segunda Guerra Mundial, con el pretexto de los sufrimientos de los judíos y la ambigua y dudosa cuestión del holocausto, un grupo de países poderosos recurrió a la agresión militar para transformar una nación entera en una población sin abrigo”. Fue en ese momento que abandonaron la sala 23 indignados embajadores europeos y de otras regiones.
Ban Ki-moon, secretario general de Naciones Unidas, deploró que el presidente iraní, yéndose contra los objetivos de la Cumbre, haya usado esa plataforma para acusar, dividir e incitar. Para Sarkozy, presidente de Francia, el discurso de Ahmadinejad era un llamado inaceptable al odio racista que va contra los valores inscritos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Pero la realidad va mucho más lejos, ya que el discurso provocativo de Ahmadinejad, al defender la causa de Palestina, lo ha pronunciado en momentos que se encuentra en pleno período electoral ya que si evocamos la historia no lejana, vemos que los palestinos ayudaron a Saddam Hussein durante la sangrienta guerra Iraq-Irán pero el discurso de Ahmadinejad soslaya esta cuestión, lo que de hecho le proporciona un lugar en el mundo árabe-musulmán y su agresión a Israel es el espacio de popularidad que precisa en el pueblo iraní en vísperas de las elecciones. Al sacar a relucir su perfil de opositor virulento y revolucionario, con frecuencia se lo compara con el presidente Chávez de Venezuela.
Al responder una pregunta de esta corresponsal concerniente al establecimiento de relaciones diplomáticas con Ecuador, el presidente Ahmadinejad, elogiando a su homólogo Correa, respondió que está satisfecho de los lazos creados con nuestro país, manifestando su proyecto de volver a Ecuador y aludiendo a la invitación hecha al presidente ecuatoriano para visitar Irán. Sin lugar a dudas, el vínculo con América Latina es muy importante para el presidente iraní, empezando porque el denominador común de su relación con Hugo Chávez y otros presidentes de izquierda es la ideología antiamericana.
Posterior al discurso del presidente iraní, Elie Weisel, Premio Nobel de la Paz, recalcó que Ahmadinejad ha negado siempre el holocausto y proferido amenazas mortales contra Israel. Asimismo, el actor John Voight, que acompañaba a Wiesel y muy implicado en los derechos humanos, nos precisó que ese día su presencia era una voz –por amor a la libertad, a la democracia y a la vida– “para ser lo que queremos ser, libres para adorar lo que queremos adorar y para denunciar el régimen del mal de Ahamdinejad y sus maléficos seguidores”.
Después de la Cumbre, quizás el tiempo nos dirá si los derechos humanos son en realidad universales.