Porque se ha creado todo un mito alrededor de la figura de Alejandra Pizarnik: por su condición sexual, su condición de judía, su locura, su suicidio. Todo esto ha etiquetado a Pizarnik y ha hecho de ella un mito.
¿Qué es lo que más le impresiona de Pizarnik? La concreción que existe entre su vida y su obra. Es decir, una obra que se siente que va a llegar a una fragmentación y, finalmente, a un silencio. Por esto el tema del silencio.¿La vida de Pizarnik es coherente con su poesía? Creo que sí. Es una vida fragmentada, caótica que va siempre en tumbos: ella pasa en un hospital psiquiátrico, tomando siempre drogas y cosas así. Sí, es una vida tormentosa.¿Qué es lo que le seduce de la poesía de Pizarnik? Su honda reflexión respecto del lenguaje; tomar a la lengua como su temática fundamental. No quiero decir que Pizarnik lo haya hecho absolutamente consciente, porque creo que es algo que deviene en ella de forma natural.
Usted dice que se habla de esta poeta abordándola desde el prejuicio y que, por ello, usted quiere hacer una lectura renovada. ¿Cree que lo logra? Creo que el prejuicio en Pizarnik es etiquetarla desde la locura y el sucidio y dejarla ahí, pero no se analiza su aspecto estrictamente poético, lejos de su vida. Y la lectura distinta es, precisamente, eso: tomar a la poesía de Pizarnik y no a Pizarnik, o sea despojarla de su propio personaje.
¿Y sí se puede despojar a los poetas de sus poemas? Quizá no, pero sí se puede hacer un análisis estrictamente literario de su poesía.
¿Y usted es uno escribiendo y otro cuando no escribe? En la poesía sí hay algo del autor, pero creo que es una parte pequeña, el resto es mundo, lo que el poeta se ha dejado atravesar por el mundo. Creo que el escritor funciona como una suerte de médium entre el mundo y el lenguaje. Pero el ensayo es otra cosa. Ahí lo mío es el estilo y la concepción respecto de la temática.¿Por qué es importante la poesía de Pizarnik? Porque es un referente de la literatura poscontemporánea latinoamericana; además, es un referente de la literatura femenina, aunque en Pizarnik no hay una honda reflexión respecto de lo femenino y esto también atrae de su trabajo. Además, se la ha mitificado tanto; hay todo un grupo de poetas que hizo de ella un referente total.Hay una especie de culto a la poesía de Pizarnik, ¿esto quiere decir que se la está revalorando con el tiempo? Creo que sí. Sobre todo, entre los jóvenes he visto que hay una gran influencia del estilo Pizarnik. Considero que hay un estilo pizarnikiano y que se deja entrever en la obra poética de muchos jóvenes y, sobre todo, en la poesía femenina.En su trabajo usted cita ensayos de otros autores que se han dedicado a Pizarnik, pero son, básicamente, obras de mujeres, ¿por qué? Y es que normalmente han sido mujeres quienes han escrito sobre Pizarnik, con alguna excepción. Las mujeres habían tomado a Pizarnik para rendirle culto y, a la vez, la rescataron de la fosa en la que estaba. Cuando ella se suicida como que queda un espacio de silencio largo hasta que se la empieza a retomar con su primera biografía y luego con otros análisis.¿Usted es un admirador de la poesía femenina? No soy un gran lector de la poesía femenina, pero tampoco soy un prejuicioso de esa poesía. Yo hubiera escogido a Pizarnik así hubiera sido hombre.En este contexto, ¿cómo toma un poeta el Día de la Mujer? Parto de esa premisa de que la mujer es la única que reflexiona respecto de lo femenino. Y el Día de la Mujer parte también de esto, porque sino también debería haber el día del hombre. Ahora, claro, es absolutamente respetable que haya el Día de la Mujer, aunque lo lógico sería que la mujer sea reconocida durante todo el tiempo.¿Cómo se explica el hecho de que un poeta joven como usted esté dedicado al análisis y no solo a escribir y escribir? Lo de Pizarnik fue una cuestión necesaria, puesto que toda mi carrera universitaria me había fascinado y atormentado el tema. Entonces, quería hacer este ensayo para dejarla tranquila a ella y silenciarme yo también.
Y entre el ensayo y la poesía, ¿qué es lo que más lo llena? El ensayo es más leer, construir y armar un aparataje, mientras que en la poesía, uno saca todo lo que tiene.PERFIL: Santiago Vizcaíno EDAD 27 años. Nació en Quito, en 1982.ESTUDIOS Es licenciado en Comunicación y Literatura por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.EXPERIENCIA Es autor de dos libros, publicados por el Ministerio de Cultura, y editor de la Dirección de Publicaciones de la Casa de la Cultura matriz.","isAccessibleForFree":true}
El joven escritor se revela como ensayista. En su libro Decir el silencio, que ganó el segundo premio de la convocatoria Proyectos Literarios Nacionales del Ministerio de Cultura, categoría ensayo, analiza la poesía de la argentina Alejandra Pizarnik, quien se suicidó a los 36 años, en 1972.
El poeta y ensayista Santiago Vizcaíno se declara un admirador de la obra de la poeta argentina Alejandra Pizarnik, porque, según su opinión, ella es un referente de la literatura poscontemporánea latinoamericana. Señala que hacer un análisis de la obra de Pizarnik fue una inquietud que tuvo durante su carrera universitaria y aclara que no realizó el análisis porque se trataba de una mujer, sino por el contenido de su poesía. Considera que “es absolutamente respetable que haya el Día de la Mujer, aunque lo lógico sería que la mujer sea reconocida durante todo el tiempo”, afirma.