En la plataforma del MAAC se escuchan hoy composiciones como  Sin ella, El picaflor, Son tantas noches, El árbol de mi destino y Ódiame.

Tienen 40 años de carrera, cientos de discos y canciones popularizados y un promedio de 170 conciertos al año, programados en escenarios de Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y Asia. Son Los Kjarkas, un grupo que es considerado embajador de la música folclórica boliviana.

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Se fundó en 1968 por Édgar Villarroel y los hermanos Wilson, Castel y Gonzalo Hermosa, este último aún permanece en la agrupación y vino al país para cumplir presentaciones artísticas junto con Los Visconti, de Argentina, cuyo arribo estaba previsto anoche.

Ataviado con el poncho que usualmente viste en los conciertos, Gonzalo Hermosa llegó a esta redacción con los otros cinco integrantes de Los Kjarkas. Elmer, que también es su hermano y tiene 47 años; Gonzalo Hermosa Jr. (hijo de Wilson Hermosa), de 24; Gastón Guardia, de 47; Lin Angulo, de 29; y Makoto Shishido, de 30.

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“Elmer pertenece a la segunda camada del grupo”, dice Gonzalo para explicar que aunque Los Kjarkas nunca han abandonado los escenarios, en la década de los setenta experimentó algunos cambios, como la salida de Wilson y Cancel. Entonces reclutaron a integrantes muy jóvenes, que inyectaron esa energía que todo colectivo musical requiere.

“Son sangre nueva y tienen otras influencias”, anota Gonzalo, y señala el cabello engominado y los jeans rotos de su sobrino, que lleva su nombre.

“Sin embargo, la música folclórica boliviana y los instrumentos autóctonos mantienen en ellos su atracción. Makoto, por ejemplo, nació y creció en Japón, pero llegó a Bolivia porque quería conocer más sobre el charango. Él nos contactó y como por casualidad habíamos perdido al charanguista hizo el casting, aprobó y se quedó”.

No obstante, lograr que los ritmos milenarios de Bolivia sean aceptados por los mismos habitantes de ese país fue un reto, recuerda Gonzalo Hermosa, de 57 años.

Él se inició en la música a los 13 como cantante de rancheras. Luego integró el Trío Iris, que interpretó boleros y a los 16 se convirtió en rockero, género del cual renegó a los 18 porque se convirtió en pesado.

Entonces con sus hermanos se animó a crear Los Kjarkas, que en quechua significa ‘fuerza’, “y abrazamos las sambas argentinas. Fue cuando caímos en cuenta de que debíamos interpretar la música folclórica de Bolivia”.

Empezaron a realizar estudios y desentrañaron ritmos milenarios, como  huayños, kantus y tobas, los cuales, sin ser vanidoso, dice se desconocieron antes de Los Kjarkas.

“Los sacamos del anonimato, pusimos un celofán y los entregamos a todos”, dice Gonzalo y agrega que actualizaron los poemas (letras de las canciones), pero conservaron sus formas musicales al acoger instrumentos como los charangos, quenas, zampoñas y ronrocos. “Son algunos porque hay unos 500 en esta cultura”, anota y explica que el grupo hace suya la música de los coyas.

Según el artista, Los Kjarkas han logrado que las sayas, danzas y diabladas sean manifestaciones populares de miles de personas y no de unas cuantas. “El Carnaval de Oruro evidencia una mayor unidad, pues a esta fiesta acude toda la pirámide social sin hacer distinción”.

Así como en el pasado, la lírica de las canciones de la agrupación habla de lo que sucede en los países. “Antes fuimos contestatarios, ahora hablamos de la necesidad de construir y valorar a la sociedad con sus miedos y frustraciones”.

El repertorio de Los Kjarkas es amplio. Cuentan con unas 360 composiciones inéditas, entre las cuales Gonzalo Hermosa trae a la memoria Al final, Ayayay, Tiempo al tiempo, Picaflor, Son tantas noches y El ave de cristal.

También menciona a Llorando se fue, el tema que en la década de los ochenta se convirtió en un boom musical latinoamericano. “Se grabó como saya, pero muchos intérpretes la editaron en otros ritmos, incluso en lambada. Colombia, Perú, Argentina y Brasil tuvieron sus versiones y hasta tuvimos que seguir un juicio por plagio a dos compositores que se atribuían su autoría”.

La letra de  Llorando se fue es suya y la música original, de su hermano Ulises, que también integró el grupo.

Antes de venir al país, Los Kjarkas brindaron conciertos en Colombia y Argentina. De aquí irán a Estados Unidos.

LOS VISCONTI
Con igual trayectoria musical, Los Visconti se caracterizan por interpretar valses, sambas y composiciones de corte romántico. Surgió a comienzos de la década de  los sesenta por iniciativa de Víctor y Abel Visconti. El primero falleció y el segundo ahora comparte el escenario con Caril Paura.

DATOS ÚTILES

-ENTRADAS- $ 35 VIP, $ 25 PREFERENCIA Y $ 15 GENERAL (TODAS SILLAS).
-PUNTOS DE VENTA- BOLETERÍA DEL MAAC (MALECÓN 2000), PEOPLE MUSIC (RIOCENTRO LOS CEIBOS) Y JD FERAUD GUZMÁN DEL CENTRO.
-INFORMACIÓN- (09)284-0153.