En el MAAC.
Polémico. Provocador. Así es el escritor colombiano Fernando Vallejo. Y también homosexual, y tremendamente crítico con su país, por el que siente una rabia tan poderosa, como una nostalgia grande, que se tiñe de insultos y de epítetos. Y es crítico, asimismo, del gobierno, de la guerrilla y de la Iglesia. Y de la humanidad en general. No es indulgente con nada ni nadie. Rebate incluso a científicos como Darwin, Newton o Einstein.
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De este colombiano, autor de la novela La Virgen de los sicarios, residente en México, ganador del Premio Rómulo Gallegos de Literatura, y además de novelista, poeta, biógrafo, cineasta y músico, se habla esta noche en el MAAC Cine (Malecón y Loja), donde se efectúa un programa dedicado a explorar su vida y obra. Incluye un panel y la exhibición del documental La desazón suprema, retrato incesante de Fernando Vallejo, del realizador colombiano Luis Ospina. La entrada es gratuita.
A las 19:15 se inicia la actividad con un panel, en el que intervienen tres invitados: Rafael Montalván Barrera, Cecilia Ansaldo y María Paulina Briones. Montalván realizará la presentación del personaje, en tanto que Briones se referirá a la obra literaria del autor y Ansaldo hablará del Vallejo biógrafo.
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La idea del panel es hacer un repaso a la trayectoria de Vallejo, para luego dar paso a la exhibición del documental, producido en el 2003 y que tiene 90 minutos de duración.
Es una película que recorre muchas de las facetas de Vallejo e incluye las voces de gente que conoce al autor: desde sus hermanos hasta narradores como William Ospina, Elena Poniatowska o Carlos Monsivais, quien lo califica como “un pastel envenenado”, ya que con dulzura es capaz de decir las cosas más atroces. Y están sus convicciones (explica el porqué prefiere narrar siempre en primera persona y no usar ese arrogante narrador omnisciente de la literatura, que todo lo ve o todo la sabe) y sus incendiarias declaraciones, que tal vez pueden incomodar. Sus recuerdos de juventud. Y una faceta suya casi desconocida: la de cineasta.
En una entrevista, Luis Ospina, el director del filme, dijo que lo que intenta mostrar “es que detrás de los libros, de las declaraciones públicas, hay un ser humano con unas cualidades humanas muy grandes. Me interesa que la gente conozca ese otro lado, porque la gente confunde el odio con el dolor”.