Darangeles le da la bienvenida al público hasta la 01:00 cuando sobre el escenario es la maestra de ceremonia que bromea y presenta el  show  de bailarinas y bailarines,  strippers,   drag queens  y espectáculos diversos.

“Este es mi trabajo nocturno de fin de semana”, dice Darangeles, guayaquileño de 36 años que omite su nombre real. Pero de lunes a viernes trabaja como educador de salud. “Soy  gay,  en los dos trabajos me desempeño bien y respetan mi orientación de mi vida”. A su otro trabajo va de portafolio, pantalón, camisa y moño. Pero desde el mediodía del viernes comienza a interrogarse: “¿Y hoy qué me pondré en Vulcano. Vengo y en camerino elijo el vestuario y comienzo a transformarme en Darangeles”.

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Antes se llamaba Dara, personaje de una telenovela brasileña, hasta que su hermano –también  gay – le agregó Ángeles, así nació Darangeles.

En Vulcano trabaja desde las 20:30 hasta las 04:00. En vestirse, maquillarse y transformarse emplea cerca de dos horas y media.

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El público también la conoce como  La Comadre  porque cuando anima “soy jocosa y burlona, nadie se ofende porque lo hago con tino. Eso lo aprendí en la vida, ya cuando te das cuenta tienes la lengua más venenosa que una cascabel”, afirma entre risas.

Ha pasado por numerosas anécdotas. La más recurrente es cuando los turistas extranjeros “me tocan las tetas y dicen: Oh, ser de verdad, todos reímos porque no soy operada”.

De entrada, los visitantes en taquilla leen un letrero: “Recuerde que Vulcano es una discoteca  gay  y es apta para personas respetuosas y con criterio formado”.

Darangeles dice que no solo asiste público  gay  sino también heterosexuales tolerantes. “Quieren pasarla bien, nos respetamos. Cada cual se divierte. Nadie critica a nadie”, comenta antes de subir al escenario y lanzar su grito característico: “¡Uuuuuuuuu, buenas noches mi gente! Recuerda que la diversión en la Zona Rosa comienza y termina aquí en Vulcano, tu segundo hogar en los fines de semana”.  Y comienza el  show.  

Todos quieren tomarse una foto con Darangeles que se muestra sonriente.

Pero a las 03:30 “ya quiero quitarme los tacos, el maquillaje, todo. Lo hago y cuando salgo del camerino con gorra y  blue jean.  Los mismos que antes han saludado, besado y conversado con Darangeles no saben que ese soy yo. Ni se lo imaginan. Es que es un cambio rotundo, son dos personalidades distintas”, manifiesta.

A las 04:00 va rumba a casa, donde lo esperan  tres perros. El lunes acudirá a su otro trabajo hasta el viernes cuando por la noche volverá a transformarse en Darangeles,  drag queen,   attaché  y maestra de ceremonia del Vulcano.