Hace medio siglo, en pleno ambiente decembrino, el vecindario de Guayaquil aumentó su algarabía por el arribo del cantante mexicano Pedro Infante Cruz (1917-1957), convertido en ídolo de países americanos por su estilo al interpretar rancheras, corridos, boleros y otros ritmos, y también por su versatilidad como actor de numerosas películas que protagonizó con otras reconocidas figuras de la época de oro del cine de su país.

Los guayaquileños esperaron el arribo del personaje y diarios como el nuestro informaron ampliamente sobre la trayectoria del intérprete, quien llegó el sábado 29 de diciembre de 1956.

Fue recibido por empresarios, directivos de instituciones y admiradores, entre ellos Sucre Pérez Castro, director de EL UNIVERSO; Luis Martínez Moreno, Antonio Iglesias Caamaño, Ralph del Campo y Reynaldo Zeli Santos. Infante se hospedó en el hotel Humboldt, ubicado en el malecón y la avenida Olmedo.

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Presentaciones
Acompañado del mariachi Perla de Occidente, el cantante actuó en funciones de especial y noche el mismo día de su arribo, el domingo 30 y  lunes 31 en el teatro Nueve de Octubre (Nueve de Octubre entre Rumichaca y García Avilés).

Hizo de animador Paco Villar. Las localidades costaron: luneta 40 sucres, anfiteatro 30 y galería dividida para hombres y mujeres: 10 sucres.

En gesto que le dio mayor popularidad, Pedro Infante cantó gratis el martes 2 de enero de 1947 para los enfermos del hospital de LEA. 

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Tras sus exitosas presentaciones en el Nueve de Octubre pasó al Teatro Central, en Diez de Agosto y Seis de Marzo, del 1 al 6 de enero. Otro testimonio de la  simpatía al actor y cantante fue la edición  que lanzó El cancionero del trópico con sus temas de mayor acogida; asimismo, las funciones de salas como el Apolo, México, Gloria y Porteño que pusieron en cartelera Escuela de Música, de Infante con Libertad Lamarque, y La razón de la culpa, con María E. Marques y Andrés Soler. El artista murió en un accidente de aviación el 15 abril de 1957.