El grito, la obra maestra de Edvard Munch, se ha convertido en un símbolo mundial de la angustia que aparece multiplicado en reproducciones, inscripciones en camisetas, muñecos inflables y una multitud de objetos, además de causar un debate incesante entre los expertos.
Pero, exactamente qué hace esa figura surreal en la pintura, agarrándose la cabeza con los brazos y abriendo la boca: ¿grita o acaso oye un alarido? Aunque el público general parece seguro de que grita, los expertos no están de acuerdo. Se ha avivado el interés en las obras del maestro noruego con el reciente robo de sus obras El grito y la Madonna, que fueron sustraídas en un museo de Oslo.
Publicidad
El pintor, que murió en 1944 a los 81 años, no llegó a entrever la popularidad de la figura angustiada que se ha reproducido hasta el cansancio.
La mayoría cree que el icono de la angustia grita. ¿O acaso escucha un grito estridente? En sus propios escritos sobre su cuadro, Munch indicó que estaba caminando junto con unos amigos cuando el cielo se tornó rojo sangre: “Me quedé paralizado temblando de ansiedad, y sentí que un grito atravesaba la naturaleza”.
Publicidad
Morten Zondag, un experto en Munch de la casa de arte Blomqvist en Oslo, consideró que tenía sentido. Si uno examina los textos, puede advertir que es un grito de la naturaleza, señaló.
“Yo diría que refleja un grito de la naturaleza, pero que esa persona o cosa es una personificación de ese grito”, agregó. Pero Gunnar Soerensen, director del Museo Munch en Oslo, anotó no estar tan seguro. “Podría ser un grito en la naturaleza o una persona que grita”.
Soerensen dijo que los expertos conocen el lugar en Oslo que sirvió de telón de fondo para la pintura, y por cierto había gritos allí en esa época: los bramidos de un matadero cercano o los alaridos de los pacientes en un asilo psiquiátrico, o ambos. “El hecho es que logró pintar un sonido”.
Se trata de la ansiedad de una persona moderna. Munch trabajó en Alemania como también en su Noruega natal, y su estilo de intensa carga emocional fue de gran importancia para el nacimiento del movimiento expresionista del siglo XX.
Hans-Martin Frydenberg Flaaten, cuya tesis en la Universidad de Oslo fue sobre El grito, manifestó que las manos de la figura parecen estar cubriendo las orejas, protegiéndolas de un grito.
Al igual que Zondag, Flaaten lo considera como un grito en la naturaleza. Cree que lo importante es que Munch trataba de pintar un sonido, una idea que fascinó a su círculo de artistas y escritores, que también trataron de hallar los medios de oír colores.
“El artista pudo haberse inspirado en muchas imágenes y sonidos, los cuales finalmente se combinaron en una pintura”, expresa Soerensen. Agregó que la obra se ha convertido en un icono. “Es notablemente fácil de comprender... ¿Grita u oye un grito? ¿Acaso importa?”, cuestionó.