La guayaba, poco apreciada por los ecuatorianos, es muy apetecida en los mercados internacionales.
En la península de Santa Elena, se ha iniciado la cosecha de guayaba, una de las frutas más ricas en vitamina C, pero también una de las más desconocidas en Ecuador.
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De la cosecha que terminará en dos meses, la cual ha generado gran cantidad de mano de obra en la zona, Agroficial, empresa pionera en el cultivo, espera tener en sus 200 hectáreas en producción un rendimiento de 35 toneladas por hectárea en promedio, de las cuales toda la pulpa producida se llevará a los mercados internacionales y un porcentaje de fruta fresca quedará para consumo en todo el país, explicó Federico Arenas gerente general de la entidad.
Debido a las buenas expectativas de la fruta en el exterior, Agroficial iniciará una campaña promocional en la Península para que los agricultores inicien el cultivo y tengan opción a diversificar sus fincas con contratos de compra de la guayaba con la industria, con un precio preestablecido según como se encuentre el mercado, explicó el directivo.
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En este momento la proyección es montar de 100 a 120 hectáreas más, donde la empresa otorgará la asistencia técnica y las plantas injertadas a manera de crédito, que los agricultores pueden cancelar en el momento que se inicie la cosecha luego de 3 o 4 años, acotó Arenas.
Cómo cultivar guayaba
La guayaba tiene tres tipos de reproducción vegetativa por semilla, injerto y por esquejes. “Nosotros, en Agroficial utilizamos injerto que es más rápido que por semilla y permite mantener en la plantación la misma calidad de fruta”, explicó Cristian León, gerente de cultivo de la empresa. El otro tipo de propagación es el de esqueje, un sistema nuevo en el cual lo que se hace es cortar la estaca y enraizarla con una hormona, el problema, explica el técnico, es que las raíces no son muy fuertes y hay que tener cuidado en la siembra.
El ciclo vegetativo de la guayaba desde el vivero y trasplante, es de tres años, una vez iniciada la cosecha empieza un ciclo de poda cosecha año a año, en el que se poda el árbol y luego de 5 a 6 meses se tiene la fruta; esa cosecha dura al rededor de 2 a 3 meses con lo que se cumple el ciclo de 8 meses desde la poda hasta que se cosecha la fruta; manejamos un periodo de descanso de 3 a 4 meses y volvemos a podar, lo que se hace en este descanso es darle un estrés hídrico a la planta de tal forma que en el inicio del siguiente ciclo con el riego y la fertilización tengamos un brote abundante con suficientes flores para garantizar la cosecha del año siguiente, acotó León.
En Agroficial las plantaciones tienen una distancia de siembra de 4 por 6, donde entran 416 plantas por hectárea; “hemos iniciado un ensayo, explica el jefe de cultivo, con una densidad de 832 plantas por hectárea con el objetivo de que en los primeros años tengamos una producción superior al inicio pero que, posteriormente, dependiendo del desarrollo de los árboles se entresacarán, quedando nuevamente las 416 plantas por hectárea” argumentó el técnico.
A pesar de todas sus bondades, la guayaba es un cultivo que posee muchos problemas fitosanitarios, por tal motivo, hay que tener estricto control en los lotes, observar que no haya frutas caídas, recogerlas y hacer controles constantes, indicó el profesional.
La reina de las frutas como se le conoce a la guayaba por ser la más completa, puede ser otra alternativa para los productores de la costa ya que se puede intercalar con otros cultivos hasta que la planta llegue a su estado adulto, enfatizó León.
Para qué sirve la guayaba
La guayaba es antibiótica, antidiarreica, astringente, desinflamante, expectorante, sedante, sudorífica y además posee el más alto nivel de vitamina C.
Los frutos y las hojas cocidas pueden tomarse para el tratamiento de problemas digestivos, catarros y tos.
Además puede usarse contra enfermedades de la piel; las hojas, solas o mezcladas con otras hierbas se ponen a hervir y después se aplican de forma local en lavados o cataplasmas. La adaptación de la guayaba al ambiente de los potreros permite utilizarla en cercas vivas o para recuperar potreros degradados.