Sembrar, cambiar la esterilidad del desierto por la fertilidad de los árboles. Ese fue el reto de algunos pobladores de Guamote, en la provincia de Chimborazo. Un reto que es una realidad transformadora.
Una bruma espesa rodea las cortinas rompevientos de los cinco invernaderos de pinos, eucaliptos y especies nativas de la hacienda Totorillas, en donde más de 500.000 plantas germinan protegidas de la helada, la sequía y de esa azarosa bruma que envuelve todo el lugar.