La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.

-Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.

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-Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.

-Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
-Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

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El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.

Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
Cómo canta la zumaya,
¡ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.

El aire la vela, vela.
El aire la está velando.

Federico García Lorca, poeta español (1898-1936)
Del libro Romancero gitano. Poeta en Nueva York.
Biblioteca de la Literatura Universal de Diario EL UNIVERSO, 2003.

Melancolía

Hermano,  tú que tienes la luz,  dame la
mía./
Soy como un ciego. Voy sin rumbo y ando
a tientas./
Voy bajo tempestades  y tormentas,
ciego   de ensueño y loco de armonía.

Ese es mi mal.  Soñar.  La poesía
es la camisa férrea de mil puntas cruentas
que llevo sobre el alma.  Las espinas
sangrientas/
dejan caer las gotas de mi melancolía.

Y así voy,  ciego y loco,  por este  mundo
amargo;/
a veces me parece que el camino es muy
largo,/
y a veces que es muy corto.../

Y en este titubeo de aliento y agonía,
cargo lleno de penas lo que apenas
soporto./
¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?

Rubén Darío, poeta nicaragüense (1867-1916),
Del libro Azul,  El salmo de la pluma,  Cantos de vida y esperanza, otros poemas. Editorial Porrúa,  México 1978.

Patinaje sin luz

Ciegamente la luz patina
en la antesala de la vida
con el meridiano de otro viernes
y la boina  de su angustia
Hay un mismo diagnóstico incompleto
y el silbado de los vientos
Escape también de la leyenda
en la ventana del desdén
Sílaba de diálogo en la sombra
y los espeluznos de los convertidos
Jauría norteando
en la carretera de los signos
Voz desconectada quemando lejos
la frialdad de la nada
I queda la ociosa pregunta
truchaneando
Detrás de un ventanillo igual al ocho
el desconsuelo.

Hugo Mayo, poeta ecuatoriano (1897-1988)
Del libro Chamarasca.
Editorial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana,  1984 SUGIERA Y ENVÍENOS EL POEMA DE SU AUTOR PREFERIDO A espectaculo@eluniverso.com