Este concertista de piano, de ascendencia rusa, ofreció un recital al público guayaquileño el pasado jueves. Fue la tercera ocasión que actuó en escenarios de esta ciudad.
El espacio que acogió a Liadov fue la sala experimental del Centro de Arte, que estuvo repleta de quienes están en proceso de formación musical, de músicos y de los melómanos que saben que la crítica internacional lo ha catalogado como uno de los mejores pianistas del mundo en la actualidad.
El concierto, organizado por el conservatorio particular Sergei Rachmaninov, se inició con la pieza Las estaciones de Tchaikovsky, más conocida como Doce meses del año, debido a que sus movimientos tienen el nombre de los meses del calendario.
Publicidad
Liadov logró que la obra llegue a la audiencia tal como fue concebida, con esos matices tan variados que la caracterizan, y que llevan a quienes la escuchan por diferentes estados de ánimos y sensaciones.
Los asistentes se merecían un receso, así como el instrumentista, ya que el manejo de sus manos fue muy hábil que necesitaba reponer fuerzas.
Publicidad
Tras los quince minutos de intervalo de rigor y de los comentarios de la gente, que denotaban gran asombro y satisfacción, el recital retomó su cauce. Liadov, entró a escena para brindar dos obras del húngaro Franz Liszt: dos polonesas, en do menor y en mi mayor, respectivamente.
El piano de Liadov alcanzó la potencia y el dramatismo de una orquesta. Creció, tomó cuerpo. Llevó a los espectadores de la delicadeza a la agresividad propia de las composiciones de estos dos autores de la época del Romanticismo Musical. Y, a pesar de que Liadov ejecutó una obra más, dejó a la gente con ganas de más interpretaciones.