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Los autores Nécker Franco Maldonado y Gabriel Fandiño recorrieron la ruta que el ejercito patriota realizó hace más de 200 años en la época independentista.
Mucha de la investigación está consagrada a la historia de la Real Audiencia y Cancillería de Quito y al aporte económico de la población indígena.
El 31 de julio de 1924 se colocó la primera piedra en la área donde ahora está levantado el edificio, en la av. Malecón y República de Guayaquil.
Mujer de valores culturales, de investigación, historia y costumbres, es ejemplo de amor por su ciudad, que no la olvidará.
Junto al Palacio de La Circasiana se digitalizan los documentos históricos de la capital.
Se debe rescatar el Archivo Histórico del Guayas, su autonomía, dotarlo de local propio, presupuesto digno, preparar investigadores; es fuente del conocimiento.
Los historiadores aún no han dado la debida importancia a un hecho histórico, el nacimiento del derecho constitucional ecuatoriano.
Las empresas exportadoras de productos agrícolas como el cacao se beneficiaban de los bajos salarios y de las casi inexistencia de leyes a favor de los obreros.
Vale insistir en la verdad histórica de incidentes y antecedentes del 9 de octubre de 1820, no estudiados debidamente. El prócer Olmedo no huyó.
“Cuando era muchacho siempre quise ser DJ. De adulto pensé que era una carrera frustrada”, dice el investigador con más de 4.000 discos, entre LP y compactos.
El historiador Rodolfo Pérez Pimentel destaca los hechos para asegurar que la ciudad tuvo su fundación hace 488 años y no 487.
Es de plumaje pardo jaspeado, patas largas y flacas, pico largo amarillento; con las alas extendidas, mide hasta un metro.
La Independencia y sus protagonistas es el proceso que ha sido objeto de miles de páginas que se han volcado en biografías, ensayos, y crónicas.
La fiesta de la quinceañera estaba llena de festividad y ritualidad, y era un evento importante que las niñas ansiaban por años.
El flamante sucesor de la corona era un mozo que rezumaba fortaleza y vitalidad, rubicundo de ojos azules, muy claros, que impresionaba por su estatura.
Un año y medio duró la travesía que lo llevó a las llamadas islas de las Especias, actual archipiélago de las Filipinas.
Por su labor como editor y publicista de obras clásicas ecuatorianas le fue conferido el doctorado 'honoris causa' por la Universidad de Guayaquil.
Al ver la codicia de los españoles, Atahualpa ofreció llenar una habitación del tambo, que servía de cuartel, con metales preciosos, para lograr su liberación.
La nave llevaba guitarristas y nunca faltaba un buen cantante de pasillos, se vendía arroz con menestra y carne o seco de pato.
Atahualpa tenía vivo interés de conocer a los extranjeros reputados como viracochas, esto es, dioses de ultramar, según una leyenda ancestral de su pueblo.