La Agencia Metropolitana de Control y la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito atendieron el sábado a una queja por contaminación auditiva hecha por una ciudadana en la red social Twitter. En la misma plataforma se informó que una bocina colocada en la parte alta de un local generaba exceso de ruido y este fue suspendido. Además se levantó un informe.
Excelente que se escuchen las molestias de los mandantes, pero es recomendable que la acción no se quede en las redes por el impacto que representan sino que sea una constante para que Quito luzca aún más atractivo a habitantes y turistas.
En la página web del cabildo consta una dirección de correo electrónico donde se pueden dejar observaciones. Al abrir las notas informativas también se despliega un bloque de comentarios que permiten dejar quejas aunque no se trate del tema expuesto noticiosamente. Si las respuestas son tan inmediatas como en las redes sociales hay que aplaudir a los encargados. Los informes que se levantan también deben tener una conclusión justa.
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La cultura del ruido, como lo resume la usuaria de la red social, afecta la salud mental y física. Además de prestar servicio tras la querella, se deben conocer plazos dados a los infractores y hacer seguimiento a detenciones, multas u otras sanciones.
La contaminación auditiva es grave porque puede llegar a producir sordera, estrés, angustia, agrabar síntomas de enfermedades mentales, entre otras reacciones. Urge entonces que se implementen operativos frecuentes para atacar al problema, adicionalmente a las querellas que se presenten.
En el tuit de referencia de esta columna se señala que los negocios en la capital y en distintas ciudades del país instalan parlantes a alto volumen en las calles para promocionar ofertas o intentar atraer a clientes con música y en unos casos hasta un impulsador que se apodera de un micrófono para llamar a posibles clientes.
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El respeto se ha perdido. Una buena educación contribuiría a que todos velemos por la buena convivencia, aunque los vecinos sean negocios tentados por el ruido. (O)