Fue Hitler con el decreto Noche y niebla que creó el delito de las desapariciones forzadas, destinado a ejecutar a aquellas personas que eran hostiles a su régimen de terror.
La conciencia nacional está conmovida por la desaparición forzada de cuatro niños, así calificada ya por la jueza en la acción constitucional de habeas corpus. Nuestro código penal determina que los menores de 12 años no pueden ser detenidos, ni siquiera en caso de delito flagrante y deben ser entregados a sus representantes legales. Los mayores de esa edad en tal evento deben ser puestos a órdenes de la Policía Nacional, que a su vez debe remitirlos a la Fiscalía y solo podrán ser objeto de medidas socioeducativas. Uno de los niños desaparecidos tiene 11 años, los otros entre 14 y 15. Las cámaras de seguridad de la Municipalidad de Guayaquil captaron el operativo militar del 8 de diciembre de 2024, en el que 16 agentes aprehenden a los cuatro menores, los meten en una camioneta, golpean a uno de ellos y se los llevan. El video fue entregado a la Fiscalía y a la Policía. Los uniformados señalaron que aquellos habían robado a una mujer, pero el fiscal declaró que no existe ninguna evidencia de ello. La fiscal que al principio sustanció la denuncia de las familias, les dijo que callaran lo acontecido, haciéndoles perder valioso tiempo para esclarecer los hechos. Ante la falta de respuesta, aquellas acudieron al Comité Permanente de Derechos Humanos, que alertó del episodio.
La negativa inicial del ministro de Defensa a reconocer la privación de libertad de los muchachos por agentes del Estado, la falta de información sobre ella a sus familiares, agravada por el confeso abandono en que dejaron a aquellos, a merced de graves riesgos para su vida que acaso se materializaron ya desafortunadamente, configuran el crimen de lesa humanidad que es la desaparición forzada. ¡En sus manos desaparecieron! Mientras, el presidente Noboa, para escarnio de las víctimas, de sus parientes y de la nación, dice que deben ser declarados héroes nacionales. ¿Sabe de su paradero real?
Hay justa preocupación por los abusos de los militares contra los derechos humanos de los más pobres. Hoy de cuatro niños habitantes de un sector empobrecido, de tez negra. Ayer, entre otros ejemplos, de un joven de 19 años a quien mataron en febrero de este año porque su primo chocó accidentalmente un patrullero en el vehículo que este conducía y en el que aquel iba. ¡Los jefes militares los acusaron de terroristas! En la consulta popular se votó por miedo a favor del apoyo de los miembros de las FF. AA. a la Policía, solo para combatir ciertos delitos graves y dentro de un estado de excepción del que se ha abusado y ha sido ineficaz. Y hay preocupación porque vuelva la situación vivida entre 1984 y 1988, en la que, como sostuvo la Comisión de la Verdad, “el régimen creó y perfeccionó cuerpos especiales secretos dentro de la Policía y Fuerzas Armadas, bajo el poder político del presidente de la República”, que adoptaron medidas como las detenciones arbitrarias, no solo contra los sospechosos de subversión. ¡Devuélvannos a los niños! (O)