Sí, solo si es continua, previsible, fundamentada, infunde confianza en nacionales y extranjeros. Es perjudicial al prestigio nacional que el Ecuador conste entre los poquísimos países que se ha abstenido, en vez de apoyar, una moción en la Asamblea General de las Naciones para que se busque una solución de paz en Palestina. 157 países votaron a favor, 8 votaron en contra, y tan solo 7 se abstuvieron. Al abstenerse, el Ecuador ha votado en contra de la Constitución que busca la solución de los conflictos internacionales por medios pacíficos. Entre esas soluciones está la principal, la coexistencia de dos Estados: uno, el de Israel, que ya existe, y otro el de Palestina, cuya existencia no se concreta, aunque está prevista en la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones, aprobada el 29 de noviembre de 1947, por la que se declaró la partición de Palestina en un Estado judío y un Estado árabe. El Ecuador apoyó esa Resolución y ha sostenido constantemente la tesis de los dos Estados. Por lo ocurrido con la abstención, es imprescindible que Ecuador ratifique su apoyo a esta tesis.
El Ecuador tiene sus propias conveniencias económicas, comerciales, de seguridad, y puede celebrar convenios acordes con esas conveniencias, pero eso no debe alterar los principios esenciales de su política internacional.
La abstención de nuestro país en la Asamblea de Naciones Unidas no ha alterado en lo más mínimo el resultado práctico de las votaciones, sin embargo, esta decisión sigue aislando al Ecuador, que es, actualmente, su mayor problema, como se vio en la Conferencia Iberoamericana de Cuenca, a la que no asistió un solo presidente de los países latinoamericanos. Este aislamiento ecuatoriano está dado, fundamentalmente, por la irrupción a la Embajada de México, por el cual fue condenado por todos los países americanos, con una sola abstención; amén de la condena de Europa, y, sobre todo, de las Naciones Unidas.
La soledad en que se encuentra Ecuador disminuye su capacidad de actuar en múltiples actividades; de las más evidentes, el que no puede incorporarse a la Alianza para el Pacífico, pues, le falta para ello el suscribir un tratado de libre comercio con México, como los que tiene suscritos con los otros países de la Alianza. Y no ser miembro de la Alianza, le limita el participar con ella en tratados de libre comercio con Asia. Ya hemos visto recientemente cómo, mientras fracasaba la Conferencia en Cuenca, la presidenta del Perú, Dina Boluarte, recibía en Lima a los presidentes de las primeras potencias mundiales, de Estados Unidos y de China, y con el de esta última, Xi Jinping, además, inauguraba el gigantesco puerto Chancay que lo adelanta al Perú en el comercio con el Asia; el Ecuador mismo tendrá que usar el megapuerto.
Situar los derechos humanos al centro de la democracia
Dado que ninguno de los gobiernos, los de Ecuador y de México, querrán dar su brazo a torcer, habrá que esperar a que la Corte Internacional de Justicia resuelva los dos litigios, el planteado por México en su demanda, y el de Ecuador en su llamada contrademanda. Ecuador podría y debería solicitar a la Corte Internacional la pronta resolución que eliminaría obstáculos. (O)