La Negritud arde contra el Estado Ecuatoriano y su herencia colonial racista, clasista, que viola la Constitución en su protección ciudadana, principalmente a los niños, e irrespeta el Estado de Derecho; preceptos básicos para que ningún ente, incluido Gobierno, instituciones civiles y militares, estén por encima de la ley. Nadie puede tomar decisiones fuera del marco legal y protocolos establecidos. Menos juzgar entre la vida y la muerte. El niño Steven y los adolescentes Josué, Ismael y Nehemías, fueron detenidos por militares, desaparecidos forzadamente y calcinados. Ello apunta a crimen de Estado hayan o no prendido el fósforo.

¿Qué delito merece despiadado fin? ¿Nacer pobres y estigmatizados? No imagino su calvario en manos de uniformados, pese a la espuria narrativa incriminándolos para defender el accionar. La Negritud no se calcinó con aquella vileza. Flamea desde esos 400 azotes a Martina Carrillo, atizada con varias violaciones a derechos humanos por perfilamiento racial, como lo del parque La Carolina el 2008, donde 100 policías detienen a 23 afroecuatorianos jugando futbol por ser “raza propensa delinquir”, según su Comandante; Michael Arce el 2011, hostigado hasta dejar la Escuela Militar; Milton Chalá el 2014; Joffre Alencastro el 2015. En el caso Andrés Padilla el 2018, ni el disparo por la espalda fue prueba contundente. Más hechos evidencian un etnocentrismo oficial avalando la discriminación, exclusión, violencia que reproduce la pobreza.

Los menores sufrieron criminalización por color y clase social. Es violenta la lapidación de ciertas personas amparadas en un supuesto delito de los menores para justificar lo injustificable. Incluso altos personeros del Gobierno emitieron comentarios indolentes, que parecían desinformar y encubrir. Vergüenza patria. La señal potente se prendió en el Censo 2022, al cercenar el 2,1 % de la población afroecuatoriana de los registros estadísticos nacionales; luego el Ministerio de Turismo trató omitirnos de la Marca Ecuador, pero la Tri (identidad nacionalista) nos visibiliza en cada partido de futbol.

Desaparición forzada, tortura, asesinato, son considerados “crimen de lesa humanidad” por la Corte Penal Internacional; factores presentes en esta tragedia. Los sectores políticos no deben sacar ventaja de esta fatalidad; muchos son cómplices del presente. También algunos líderes afros que cohabitaron años con el poder sin fiscalizar y exigir la ejecución real del Decenio Afrodescendiente con su Reconocimiento, Justicia y Desarrollo, empezado el 2015 y concluido el 31 de diciembre del 2024 con mortal corolario.

Ejemplar castigo a culpables y responsables. Reparación a las familias. Capacitación en colegios, fuerzas del orden y cátedras en universidades sobre la verdadera historia del pueblo negro, interculturalidad e inclusión. Programas de desarrollo integral en sectores vulnerables. Instrucción a uniformados en procedimientos ajustados a la ley y purga en sus filas. Recientes gobiernos reabrieron una herida etno-racial. Este atroz hecho puede ser el punto de inflexión para cerrarla. (O)

@antonayo