En dolarización un mercado laboral no adaptado a las necesidades de las pequeñas, medianas y grandes empresas, inclusive a nivel de cada zona productiva (provincia), que no cuente con habilidades y conocimientos asequibles y flexibles, se constituirá en un lastre para el crecimiento, ya que encarece los costos de las empresas y las vuelve poco competitivas.

A abril de 2024, según la Encuesta Nacional de Empleo, Desempleo y Subempleo, se observa que, del total de la PEA, las personas que perciben ingresos laborales iguales o superiores al salario mínimo “empleo adecuado” representan el 33,6 %; en tanto que los subempleados (ingresos inferiores al salario mínimo, trabajaron menos de jornada legal y tienen disponibilidad de hacerlo) fueron el 21,1 %; los que se clasifican como “empleo no pleno” (ingresos inferiores al salario mínimo, trabajaron menos de jornada legal y no tienen disponibilidad de hacerlo) fueron el 30,5 %; los empleados no remunerados constituyeron el 11,4 %; mientras que los desempleados llegaron al 3,4 %. En definitiva, el 66,4 % de la PEA no tiene un empleo que le permita satisfacer adecuadamente las condiciones de salud, educación, vivienda y jubilación de ellos y su familia.

¿Cuál es el salario promedio al que aspiran las personas que buscan empleo en Ecuador?

Las “rigideces” del mercado laboral ecuatoriano benefician a unos pocos ciudadanos que tienen acceso a empleo formal, en desmedro de un gran número de trabajadores cuyas oportunidades son escasas. Las citadas limitaciones del mercado laboral las encontramos descritas de forma amplia en el libro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) Ecuador: crecimiento resiliente para un futuro mejor, en el cual se señalan: (i) Normativa laboral rígida, Ecuador se encuentra en el puesto 123 entre 141 países en términos de flexibilidad del mercado laboral. (ii) Salario mínimo y costos de despidos elevados, que además superan a la inflación, en contraposición a una limitada productividad laboral. (iii) Escasas habilidades cognitivas y calidad educativa. Lo señalado, junto con reducidas capacidades para adaptarse a nuevas situaciones y comprender conceptos complejos, ponen en mayor riesgo de pérdida de empleo al trabajador ecuatoriano.

‘Sálvese quien pueda’ en la situación actual

Es indispensable una reforma laboral estructural y proactiva que beneficie al mayor número de ecuatorianos, mediante una política pública de corto, mediano y largo plazo, que como mínimo: (i) Límite las “rigideces” actuales del mercado laboral, promoviendo un salario que incluya la productividad y considere los ciclos económicos. (ii) Mejore los sistemas educativos, desarrollando habilidades y competencias transversales básicas de los trabajadores, alineadas con los requerimientos de las empresas, impulsando así la productividad de los sectores económicos ecuatorianos.

Una vez que en la consulta popular la pregunta relacionada con las posibilidades de ampliar los espacios de empleo para jóvenes, adultos y mujeres fue rechazada, es necesario que el Gobierno insista en todas las alternativas a mano para generar oportunidades de trabajo para la mayoría de ecuatorianos; caso contrario, el impacto de las “rigideces” en el mercado laboral seguirá cobrando factura en costos de producción, empleo y un crecimiento ralentizado. (O)