En mi opinión, han existido dos debates presidenciales trascendentales en los Estados Unidos que cambiaron, el primero, los resultados de la elección, como ocurrió con el triunfo de John Kennedy sobre Richard Nixon, en 1960, y el segundo, en estos días, que altera el orden previsto, lo torna en incierto, en momentos en que existen guerras en el mundo.

Joe Biden no tomó medicación durante el debate contra Donald Trump

La desastrosa participación del actual presidente Joe Biden en su debate, en la cadena CNN, con el expresidente Donald Trump ha conmocionado al mundo, al Partido Demócrata y, más aún, a Europa, que considera su seguridad en peligro si disminuye el apoyo estadounidense a Ucrania en su guerra con Rusia.

Existe un pánico colectivo en estos sectores, y quienes se sentían protegidos por la política del presidente Biden quisieran, después del debate, que renuncie a su candidatura en favor de alguien más joven, de su propio partido, que esté en mejores condiciones físicas y mentales para enfrentar a Trump, en cuyas políticas desconfían porque las consideran impredecibles. Trump ha cuestionado el apoyo financiero de Estados Unidos a Ucrania y, desde tiempo atrás, a la propia OTAN.

La sentencia de Donald Trump se retrasará hasta septiembre

El presidente Biden parecería, hasta que escribo estas líneas, que quisiera continuar en la lucha por su reelección, lo cual es humanamente comprensible, pero el mundo en el que se desenvuelve le perdió la fe. El más poderoso Diario americano The New York Times, de línea demócrata, simpatizante de Biden, le pidió, formalmente, desistir de su candidatura y dar paso a otra candidatura del propio Partido Demócrata. Así lo han hecho también otros prestigiosos medios de comunicación.

En el partido del presidente hay muchos que quisieran que se retire, pero, parece, les es muy duro decírselo. En todo caso, todavía no se ha reunido la Convención para designar candidatos.

Volviendo a la importancia de los debates televisados, en 1960 se enfrentaron el ducho y experimentado Richard Nixon, entonces vicepresidente de Dwight Eisenhower, y el joven senador John F. Kennedy; pues resulta que el vicepresidente republicano no le dio la importancia debida al debate y se presentó después de su arduo trabajo, como se encontraba, cansado, un tanto barbado, con el traje arrugado del día, mientras que su rival concurrió descansado, impecable, con camisa azul, como requiere la televisión a color, y habiendo repasado los escenarios posibles; Kennedy fue la sorpresa e impresionó tanto al público que ganó la elección.

Biden, Trump y el debate presidencial de Estados Unidos

Nixon volvió a presentarse en 1968 y ganó abrumadoramente al demócrata Hubert Humphrey (entonces vicepresidente de Lyndon Johnson), y fue reelecto en 1972. Yo estuve presente en la primera elección de Nixon, invitado como observador, cuando, muy joven, era diputado al Congreso Nacional. Una fascinante historia del debate entre Kennedy y Nixon fue publicada por The New York Times, y se la recomiendo a los amantes de la cultura política. Como se recordará, dos años más tarde (1963), Kennedy fue asesinado en Dallas durante un recorrido junto con su esposa, Jackie. Nixon, durante su segunda presidencia, renunció por el escándalo conocido como Watergate. (O)