Desde su primer mandato en 2017, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha pretendido cambiar las normas internacionales de comercio exterior, alegando que los países, y en particular China, han competido deslealmente afectando a la industria americana y causando desempleo. Por este y otros motivos, su lema de campaña ha sido Make America Great Again (MAGA), lo que en español sería: “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande”.

Con su estilo de gran negociador, su gobierno recientemente ha impuesto aranceles a todos los países, causando graves efectos en el mercado de valores, en la cadena de suministros, en los costos de producción y en la oferta-demanda de bienes y servicios. Ha causado también un fuerte impacto en las empresas que fabrican parte de sus productos en China, como Apple. Las grandes tecnológicas mundiales conocidas como las siete magníficas (Apple, Nvidia, Microsoft, Amazon, Alphabet, Meta y Tesla) al pasado lunes, 7 de abril, habían perdido más de 5,3 billones de dólares en valor de mercado.

Las reformas económicas

David Ricardo, creador de la teoría de ventajas comparativas, si estuviera vivo, estaría sorprendido de las medidas arancelarias de Trump, pero trataría de entender sus razones. Intentaremos entenderlas juntos en el presente artículo.

El déficit fiscal global de los Estados Unidos en 2024 se acercó a dos trillones de dólares. El gasto de intereses en 2024 por la deuda federal llegó a un trillón de dólares. Esto significó que el 13 % del gasto público fue para pagar intereses, casi lo mismo que el Gobierno americano gasta en defensa. Adicionalmente conocemos que nueve trillones de dólares de deuda deben refinanciarse en este año, 2025.

Déficit, aranceles y dólar (parte 2)

Entonces concluimos que el presidente Donald Trump no quiere subir impuestos y la estrategia de su equipo económico es la de subir aranceles, obteniendo ingresos para así disminuir el déficit fiscal. Al mismo tiempo le está exigiendo a la Reserva Federal que aumente la liquidez para que bajen las tasas de interés con el objetivo de que el refinanciamiento de la deuda en 2025 no sea tan oneroso.

Para un Ecuador dolarizado y dependiente de financiamiento externo del Fondo Monetario Internacional (FMI), nos conviene que las recetas del presidente estadounidense Donald Trump funcionen, porque de no hacerlo nos afectará mucho si la entrada de dólares se reduce. El foco de los Estados Unidos es reducir el déficit fiscal bajando el gasto público en un trillón de dólares e incrementar los ingresos con la subida de aranceles y que los capitales americanos regresen a los Estados Unidos.

La prioridad es el crecimiento

El nuevo gobierno de Ecuador liderado por el presidente Daniel Noboa Azín debe realizar un análisis arancelario técnico, midiendo los efectos cruzados de los aranceles de Donald Trump en el mundo y su impacto en Ecuador, para que podamos negociar mejores acuerdos comerciales, continuar con el respaldo del Fondo Monetario Internacional para financiar los próximos pagos de deuda externa e implementar su plan económico, reduciendo el gasto público con un crecimiento del producto interno bruto del 3 %. (O)