Las lecturas de las elecciones del 13 de abril del 2025 son diversas e interesantes tomando en cuenta que Daniel Noboa ganó en 19 de las 24 provincias del país. En total, Noboa consiguió el 55,63 % de los votos frente al 44,37 % de Luisa González, imponiéndose en grandes provincias como Guayas, cuya capital es Guayaquil, con el 52,29 % de los votos válidos; Pichincha, cuya capital es Quito, con

62,11 %; Azuay, con 62,71 %; Tungurahua, donde se llevó el 78,55 % de los votos válidos, o la amazónica Pastaza, en la que registró el 75,40 %. Para mí el mérito principal es el propio Noboa, sumado a su equipo de estrategia y comunicación, al decidir volcarse en campaña en la Costa a sabiendas de que la Sierra lo apoyaba.

Jaime Durán Barba, en su artículo semanal de la Revista Perfil de Argentina, bajo el título “No sirve de nada la campaña sucia” sostiene: “En las elecciones ecuatorianas, la candidata correísta obtuvo en la segunda vuelta casi los mismos votos que en la primera. Le habría ido mejor con menos dinero para viralizar sus equivocaciones o si no hacía campaña. Daniel Noboa consiguió en la primera vuelta el 44 % de los votos, pasó al 56 % en la segunda. Luisa González tuvo en ambas ocasiones el 44 %. Un caso semejante al de las elecciones argentinas de 2019, en las que Alberto Fernández sacó en las PASO el 48 % de los votos frente al 31 % de Macri. En la primera vuelta Alberto repitió su 48 %, mientras que Mauricio subió al 40 %. En ambas ocasiones se ratificó lo dicho en nuestros libros: publicar encuestas favorables desestimula a los votantes de quien aparece como seguro ganador, que se activan solo cuando ven que está en riesgo lo que prefieren. De estas elecciones se desprenden lecciones que tienen que ver con el análisis de la política en la sociedad actual”.

De acuerdo con el consultor político, “Luisa hizo un anuncio imprudente: dijo que si era elegida reconocería y apoyaría a Maduro. Cuando la candidata dijo que en Venezuela se vive una democracia plena y en Ecuador una dictadura, consolidó su imagen de poco inteligente. Anunció además que armaría una red de espías que vigilen a la población como en las peores etapas del estalinismo, asustando a la clase media. El resultado fue que Noboa subió en la ciudad de Quito del 48,44 % en la primera vuelta al 62,11 % en la segunda.

Asegura Durán: “En esta ocasión, sin el apoyo de su partido ni de sus alcaldes más importantes, de Quito y Guayaquil, Luisa y Correa, influidos por sus asesores, dijeron que la paliza fue fruto de un fraude. Ninguno de los cien observadores internacionales encontró una anomalía, nadie salió a la calle para protestar por el resultado.

Coincido con Durán en que “el tiempo se ha acelerado. Los jóvenes que hace veinte años ofrecieron en Ecuador acabar con el pasado y ‘la partidocracia’ cantando Hasta siempre, comandante han caducado. Tienen ideas y actitudes anacrónicas, basadas en teorías conspirativas”.

Pero sobre todas las lecciones que deja este 13 de abril, es que se consagró un nuevo líder político, Daniel Noboa Azín, esto nadie lo puede discutir. El triunfo es de él. (O)