Ecuador y Venezuela son los dos países en el mundo que tienen una estructura extraña en el diseño de la forma de su Estado.
Ambos Estados distribuyen sus fuerzas en cinco, cuando lo habitual es que sean tres. Esos tres poderes o funciones no existen por casualidad, son el resultado de decenas de años de prueba, error y resultado. Creo que es vital entender las razones por las cuales ese diseño es importante y esa es la intención de esta columna.
El Poder Ejecutivo (la Presidencia) tiene la responsabilidad de administrar y llevar a cabo las políticas del gobierno. Es el encargado de tomar decisiones ejecutivas, implementar leyes y gestionar los asuntos públicos. Este poder recae en el presidente o primer ministro y su gabinete. La separación de este poder evita que una sola persona o grupo tenga el control total sobre el Gobierno y permite una toma de decisiones más equitativa y representativa.
El Poder Legislativo (la Asamblea Nacional en el caso ecuatoriano), por su parte, es el encargado de crear y aprobar leyes. Este poder pertenece al Parlamento o Congreso, compuesto por representantes elegidos por el pueblo. La separación del Poder Legislativo garantiza que las leyes sean discutidas y aprobadas de manera democrática, evitando cualquier intento de imposición autoritaria. Además, permite que diferentes sectores de la sociedad estén representados y puedan expresar sus intereses y preocupaciones.
Finalmente, el Poder Judicial es el encargado de interpretar y aplicar las leyes. Este poder reside en los tribunales y jueces, quienes tienen la tarea de resolver conflictos legales y garantizar el cumplimiento de la justicia.
La separación del Poder Judicial es esencial para asegurar la imparcialidad y la independencia de los jueces, evitando cualquier influencia política o partidista en las decisiones legales.
La separación de poderes es crucial para evitar la concentración de poder y prevenir abusos.
La separación de poderes es crucial para evitar la concentración de poder y prevenir abusos. Cuando un solo individuo o grupo tiene el control total sobre el gobierno, se abre la puerta a la corrupción, el autoritarismo y la violación de los derechos fundamentales. Al dividir el poder en tres instancias independientes, se crea un sistema de contrapesos y controles que garantizan un Gobierno más transparente y responsable.
Además, la separación de poderes fomenta la rendición de cuentas. Cada uno de los poderes tiene la responsabilidad de supervisar y controlar las acciones del otro, lo que impide cualquier acto arbitrario o ilegal.
Esto fortalece el Estado de derecho y garantiza que las decisiones se tomen en beneficio del bien común y no en beneficio de intereses particulares.
En resumen, un Estado con tres poderes separados es esencial para garantizar un sistema político equilibrado, justo y democrático.
Esta separación de poderes evita la concentración de poder, promueve la rendición de cuentas y protege los derechos y libertades de los ciudadanos. Es un pilar fundamental de cualquier sistema de gobierno moderno. Retomar esta separación de poderes es esencial para garantizar un sistema de gobierno justo, equilibrado y libre de abusos de poder. (O)