Así es Han Kang (Gwangju, Corea del Sur, 1970), a quien se le ha concedido el Premio Nobel de Literatura de 2024. Tiene “apenas 53 años”. Para todos los fines, alguien de esa edad solo puede llamarse joven por comparación, y ese es el caso. El codiciado galardón se ha entregado a personas con una edad promedio de 65. Escasos cinco escritores más jóvenes que Han lo han recibido. Queda clara su relativa condición de joven. Es mujer, lo que no debería llamar la atención si no fuese absurdamente exiguo el número de ganadoras de sexo femenino, 17, en un total de 117 premiados, una disparidad que no tiene relación con la calidad literaria. Operación parecida podemos efectuar con su origen, pues apenas han sido escogidos seis autores de Asia, el continente más poblado de la Tierra.
La escritora surcoreana Han Kang gana el premio Nobel de Literatura 2024
En estos tiempos de la cultura woke y de la discriminación positiva, en los que con frecuencia se premia a personas más que por sus cualidades específicas en función de su origen, sexo o juventud, hay que andarse con cuidado. Pero, grata noticia, los méritos literarios de Han Kang se presentan impecables. Desde hace algunos años era una candidata con serias posibilidades. Había ganado el Premio Booker, que se considera un preludio importante del Nobel. En este siglo, tres mujeres que obtuvieron esta distinción inglesa recibirían luego la de la Academia Sueca. Ha sido traducida a varios idiomas, el español incluido, y obras suyas se adaptaron para versiones cinematográficas.
Dejemos hablar a los textos. He empezado por la más conocida novela de Han Kang, La vegetariana, la que le valió el Premio Booker. Si no hubiese conocido estas situaciones y hubiese tenido que escoger sin más información que el mero título una de sus obras, para leerla en primer lugar, habría escogido esta. Sugería un drama relacionado con una modalidad de alimentación que se expande por todo el mundo, generando frecuentes conflictos que pueden llegar a ser dolorosos. Y sí, toca el tema, pero va mucho más allá. No es un alegato a favor de algún hábito dietético, pero tampoco una diatriba en su contra. Es una historia de mujeres, pero no un libelo feminista. Muy oriental, muy coreana, en unos cuantos cuadros expone una visión crítica de esa sociedad tradicionalista y patriarcal, con su cultura autárquica en proceso de globalizarse.
La escritora Han Kang se convierte en la primera surcoreana en ganar un Premio Nobel de Literatura
Sobre todo, impacta la fuerza narrativa que nos lleva a sujetarnos al libro o al lector electrónico para no caernos. No es por la crudeza de las escenas sexuales, que las hay; ni por la violencia implícita o explícita, que también aparece; ni por la singularidad de las imágenes soñadas, que invaden el relato en varias ocasiones. Es por la sostenida y continua intensidad con que empuja la historia, sin perjuicio de la delicadeza poética que caracteriza a las creaciones de las sociedades del este asiático. En todo caso transluce una gran formación literaria muy decantada y asimilada. La lectura de La vegetariana es una experiencia que no se agota en las puras emociones, sino que plantea reflexiones sobre la condición humana en un marco que para muchos nos resulta desconocido para volverse en seguida apasionante. (O)