El ciclismo es un deporte que convoca a miles de personas en todo el mundo. Sus diferentes modalidades, como ruta, montaña, pista y otras, son practicadas por deportistas en muchos países. En estos días se desarrolla en Europa la carrera de largo aliento más importante del planeta, el Tour de Francia, una de las tres grandes competencias de este tipo que junto al Giro de Italia y la Vuelta a España exigen de sus corredores esfuerzo sostenido y variado durante veintiún días en los que recorren distancias que superan los tres mil kilómetros.

Pese a la variedad técnica de los distintos desafíos que deben superar los corredores en este tipo de competencias, como recorridos planos en los cuales los velocistas tienen especiales oportunidades de triunfar o etapas contrarreloj concebidas para los más fuertes a nivel de potencia explosiva en distancias cortas, los trayectos de montaña en los cuales los ciclistas deben superar exigentes escaladas son los que tienen más atractivo, tanto para corredores como para aficionados. Por esta razón, las denominadas etapas reina de las carreras de tres semanas, como las mencionadas, son siempre las de alta montaña.

‘N​adie nos quita lo bailado’, dice Richard Carapaz luego de una etapa como líder del Tour de Francia

Hoy, el mundo del ciclismo ratifica el reconocimiento al talento del ecuatoriano Richard Carapaz, que representa a muchos coterráneos que se identifican con el esfuerzo y la superación que no acepta limitaciones y sí asume desafíos, superando condiciones sociales y económicas que no son las de quienes normalmente se imponen individual y colectivamente en este y en otros deportes. Lo que conocemos de su vida muestra logros, fracasos y un alto amor propio. El lunes de esta semana, luego de la tercera etapa del Tour, se hizo de la camiseta amarilla que se otorga a quien lidera la carrera. Ese hecho produjo lágrimas de emoción no solo en nosotros, sino en muchos ciudadanos en todo el planeta. El poderoso corazón y el indomable espíritu de Carapaz le permitieron cumplir esa hazaña que nos conmovió.

¡Y pensar que la dirigencia deportiva nacional no tuvo ni la inteligencia ni la sensibilidad para permitirle al ciclista carchense, también campeón olímpico en Japón, defender su título en las Olimpiadas de París 2024!

Todo el esfuerzo de los corredores, a través del cual, la condición humana en sus facetas de esfuerzo, sacrificio, esperanza, ímpetu para triunfar y disciplina, se manifiesta y se puede observar en las imágenes de los ciclistas que son captadas por la televisión en carreteras, rutas y caminos que atraviesan comarcas, ciudades y paisajes que son el resultado de la histórica relación del hombre con su entorno.

Por eso, es acertada la apreciación de la gente cuando sostienen que el mejor escenario deportivo de todos es el del ciclismo de ruta, porque en sus recorridos siempre diferentes y cambiantes se puede admirar la belleza de la naturaleza, pueblos, ciudades, arquitectura histórica soberbia y a la gente de esos lares, entusiasmada por el esfuerzo de los deportistas, felices de apoyarlos y de celebrar un momento que convoca a todos y que encarna a una de las mejores facetas de una humanidad maravillada por el esfuerzo, la expectativa y la victoria. (O)