Hemos leído hasta en la sopa que el IESS les debe dinero a diversos prestadores de servicios de salud. Entre los acreedores más tradicionales y dramáticos están quienes prestan el servicio de diálisis. Ahora se discute cuántas personas mueren al mes por la falta de servicio, a causa de la falta de pago. En la historia reciente: el gobierno de Moreno, el gobierno de Lasso y el actual, la deuda por dicho servicio siempre está presente. Si el IESS tiene el dinero para pagar y la decisión de hacerlo, ¿por qué el drama? La respuesta tradicional es la demora en la contratación de las auditorías.

A continuación, mis reflexiones: es necesario agrupar la contratación de las auditorías por ciudad, por región o por otro factor, de tal manera que no se dependa de una sola empresa auditora y de un solo contrato. Las auditorías por los servicios prestados en Guayaquil no debieran contratarse en Quito, y viceversa. La ley prohíbe subdividir contratos para escapar a los procedimientos, supuesto que no ocurre en el caso comentado. Los procedimientos de contratación de consultoría son de tres tipos: pequeños, intermedios y grandes, pudiendo utilizarse los tres dependiendo de las circunstancias. La debida diligencia exige pensar, adaptarse y maximizar el uso de los mecanismos legales para encontrar soluciones. El IESS debe velar efectivamente por el derecho a la salud de sus afiliados y jubilados.

Me parece que el modelo de gestión y de recaudación deben cambiar. Creo que la recaudación de los aportes al IESS debe hacerse a través de un fideicomiso que sea responsable de pagar a los proveedores de los servicios de salud, de distribuir dicho aporte a los diversos estamentos del IESS, de contratar las auditorías. Esto evitaría el vía crucis que deben pasar los prestadores de dichos servicios. La seguridad y regularidad en los pagos abona a favor de la inversión en los servicios de salud por parte de dichos prestadores. Personalmente, me parecen insólitos los cientos de millones de dólares que el IESS debe pagar a sus prestadores de servicios de salud. El IESS debería tener un modelo de gestión que le permita construir infraestructura básica para prestar sus servicios, no grandes y pomposos edificios sino dispensarios modernos y bien equipados. Creo que no tiene sentido que a cada prestador de servicios se le haga una auditoría para pagarle. Me parece que la auditoría debería ser la excepción. Asimismo, el IESS no debería tener piedad con el fraude de los prestadores de servicios de salud. El fraude siempre es posible, y quien actúa con fraude aprovechándose de la necesidad debería ir a la cárcel.

La situación no puede continuar. Los años pasan y vivimos los mismos problemas por las mismas causas. Hay que usar la imaginación y el ordenamiento jurídico para mejorar los servicios. La Constitución de 1998 le dedicó una transitoria: “El Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social, de manera inmediata y urgente, iniciará un profundo proceso de transformación para racionalizar su estructura, modernizar su gestión, aplicar la descentralización…”. (O)