Así titula la novela publicada en Santiago donde, con testimonios de ecuatorianos más cierta dosis de ficción, se narran sus vicisitudes al llegar a Chile huyendo de la crisis tras el feriado bancario del año 1999 y la dolarización del 2000, en el gobierno de Jamil Mahuad. Millares emigraron a Estados Unidos, España, Italia, etcétera; (se calculan unos 600.000 en el lapso indicado). Ello potenció la desintegración familiar con graves consecuencias psicosociales, por un lado, y la reactivación económica con las remesas, por otro. Entre el 2005 y 2017 ingresaron 34.850 millones de dólares (promedio de 2.904 millones anual). Mejoró la movilidad social de varias familias, reflejado principalmente en la construcción de casas y edificios que cambiaron la fisonomía de ciertos lugares.

La paz como tarea

Hoy los ecuatorianos, marcados por similar “maldición” de pobreza, desempleo, insalubridad física-mental, exclusión y, sobre todo, impulsados por la inseguridad desbordada, vuelven a “escapar” de forma masiva. El viaje y destino tienen otras condicionantes; los obstáculos son mayores. Al miedo empujando la huida se suma la angustia del difícil trayecto. Se calculan unos 117.500 ecuatorianos ‘encontrados’ en la frontera de los Estados Unidos y México entre octubre del 2022 y septiembre del 2023; incluidos 2.989 menores sin acompañantes.

El convulso presente y el conflicto armado interno declarado por el presidente Daniel Noboa, para combatir la inseguridad, aferra a más compatriotas al Tapón del Darién y otras rutas, ante posibles escaladas de violencia, pese a indicadores de relativa calma tras la medida. Es como si una maldición se ensañara con un pueblo agobiado por la inseguridad delictiva, económica, social, laboral, sanitaria. El Estado paga tributo por errores acumulados que heredaron una democracia endeble; gobiernos fueron dejando “zancadillas” e instituciones debilitadas a sus sucesores, en un país incapaz de generar oportunidades de vida, sobre todo para los jóvenes; los resultados están a la vista.

Insumos para el pesimismo

Cultura de prevención

La emigración termina convirtiéndose en una “maldición” necesaria, un desesperado intento ciudadano de proteger su integridad y la de los suyos, superar su crisis financiera, recuperar su salud mental; el Estado no puede garantizarle aquello. Al mismo tiempo, sus remesas oxigenan la economía. Se calculan unos 5.300 millones de dólares ingresados a Ecuador por dicho concepto el año 2023.

Propiedades forjadas con esfuerzo migrante desde el año 2000, hoy son ofertadas para financiar nuevas salidas: unos por aeropuertos pasaporte en mano, otros por peligrosas rutas abandonados a la suerte o la fatalidad. Y están los ilusionados con las 25.000 plazas laborales en Israel anunciadas por la vicepresidenta Verónica Abad, como parte de la Misión de Paz del conflicto israelí-palestino, en una región envuelta en llamas. “Éxodo oficial” para ecuatorianos que saldrían de una guerra a sumergirse en otra. Esperamos un feliz desenlace y el retorno a la calma, en esta historia de personajes complejos y trama angustiosa donde la ficción se confunde con la realidad. (O)