Considero que para los miles de personas que vimos el debate no pasó desapercibido que el formato escogido por el Consejo Nacional Electoral (CNE) fue desastroso. No solo que confundió a los candidatos presidenciales, sino a los propios moderadores, que en varios pasajes del debate tuvieron que preguntar a la “producción” a quién mismo le correspondía responder y en otros casos preguntar.
Dicho lo anterior, se vuelve urgente modificar sustancialmente no solo el formato sino las preguntas que se hacen a los debatientes, ya que además de interminables y confusas, no permitían desarrollar una respuesta adecuada, al dárseles solamente un minuto para que respondan, casi de memoria, respuestas ensayadas que en algunos presidenciables se les hizo más o menos fácil hacerlo, pero a otros, ciertamente, un verdadero desafío mental e intelectual.
Pero soy de las personas que ven los vasos medio llenos y no medio vacíos. El ejercicio democrático de exponer ideas (lo que vimos el domingo no fue un debate) siempre será bien recibido, ya que permite, aunque sea en este detestable formato, formarnos una impresión de la madera con la que está hecho cada candidato.
Y así pudimos ver a un Daniel Noboa que si bien comenzó un poco lento y timorato fue poco a poco aplomándose, exponiendo sus ideas con claridad y tranquilidad. En el tema de descentralización y autonomías no tuvo su mejor presentación, aunque debo reconocer que la pregunta fue pésimamente elaborada. Desconozco si había algún abogado en esa comisión de redacción de preguntas, pero la verdad es que invitaba mucho a la confusión lo consultado. Solo Hervas se dio cuenta de lo que realmente se quiso preguntar.
En definitiva, un conversatorio que pese a su formato ...igual sirvió para tener una primera impresión...
Topic fue con una estrategia bien ensayada respecto al tema de seguridad. En el primer bloque se sentía en su zona de confort y lo hizo bastante bien. Luego tuvo un largo tiempo sin hablar (culpa del formato) y luego no desentonó. Estuvo tranquilo y sin altibajos. Está claro que su fuerte son los temas de seguridad y lo dejó muy claro en el debate.
La mejor parte de Otto Sonnenholzner fue la económica, se lo notó cómodo y aplomado. Al comienzo del debate pienso que estuvo muy ansioso y a veces tenía las ideas atropelladas. En el transcurso del debate se fue tranquilizando y se sacó bien de encima las críticas que recibía por haber renunciado a la Vicepresidencia. Fue inteligente su estrategia de utilizar las preguntas para dar a conocer su plan de trabajo.
Sobre Luisa González, poco que comentar. No desentonó. Fue a lo suyo. A posicionar su idea de que en los gobiernos de la Revolución Ciudadana todo estaba mejor que ahora y que con ella eso iba a regresar. Sin duda afianzó su electorado, pero dudo mucho que su intervención le haya ayudado a que los indecisos voten por ella.
En definitiva, un conversatorio que pese a su formato e interrupciones al inicio, igual sirvió para tener una primera impresión de quiénes son los candidatos a la Presidencia de la República para este corto periodo y cuáles son sus principales ideas para sacarnos de la postración en que nos encontramos.
No es momento de indecisiones. Vamos con fe y esperanza a votar este domingo 20 de agosto. (O)