Les digo sinceramente que me dolió profundamente en el alma la muerte del papa, era latinoamericano y jesuita. Siempre lo vi muy apegado a los más pobres y defendiendo la verdad, su manifestación era de mucha humildad sin hacer ostentación de la miseria, que para nadie es bueno. Me eduqué con los jesuitas e incluso alguna vez se me ocurrió ser uno de ellos, hasta que un padre español me dijo que no tenía el perfil y que mejor me haga médico. Después descubrí que él tenía toda la razón, no nací con esa vocación, por cierto muy respetable y sacrificada si se la lleva con dignidad.
Papa Francisco: la IA y la ética
He aprendido que el mejor remedio para el insomnio es la lectura. Me encanta leer a los más sabios y mientras más antiguos mejor, son más profundos, te llevan a la meditación y a la paz, que por cierto es de uno. Leía las reflexiones de Pitágoras: “Aprende a estar en silencio, deja que tu mente tranquila escuche y se quede absorta”. El trinar de los pájaros, el bambolear de las plantas por el acariciar del viento. Blaise Pascal decía que todas las desdichas del hombre provienen de su incapacidad para sentarse tranquilamente en una habitación a solas, en una mecedora o una hamaca, eso lo hacen con mucha frecuencia los sabios.
La paz: materia prima más valiosa
En silencio, y de repente venimos a un mundo de ruidos y sonidos, casi siempre comienzan con un grito de llanto que luego se transforma en sonrisa. Entre estos dos nos desenvolvemos toda la vida y de ahí a descubrir lo que ya está hecho ante el asombro de ver cómo las semillas se rompen para dar vida en el mundo vegetal, cómo las células se multiplican por millones para dar origen al mundo animal y cómo los átomos producen la energía que mueve el universo con una fuerza innata a través de la cual se manifiesta Dios y todo es en silencio, a veces los sonidos y los estruendos son señales de catástrofes. (O)
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Hugo Alexander Cajas Salvatierra, médico y comunicador social, Milagro