Plausible desde todo punto de vista la iniciativa de una campaña encaminada a rescatar el centro de Guayaquil, espacio símbolo de nuestra historia y escenario de un incesante crecimiento que, a partir del año 1693 en que nace Ciudad Nueva, comienza su proceso evolutivo, marcando a lo largo de los siglos el ritmo del desarrollo económico, social, cultural y político de la gran urbe, que hoy suma alrededor de tres millones de habitantes provenientes de todas las provincias del país y migrantes del exterior.

Mucho tiempo se ha perdido, pero no es demasiado tarde para poner en marcha proyectos que a largo, mediano y corto plazo pueden conseguir su cometido, si es que todos los ciudadanos conscientes nos comprometemos y nos involucramos en la gran tarea. Y uno de los trabajos que a corto plazo urge realizar es la limpieza del perímetro central, cuyas calles principales demandan inmediata intervención. No solo por la suciedad que las cubre como a sus veredas y soportales, sino por el retorno de un enjambre humano de vendedores, pordioseros, avivatos y rateros, promotores abusivos del ruido y del desorden, que por desidia de autoridades municipales han vuelto a posesionarse del lugar para convertirlo en mercadillo–muladar, otorgándole al centro de Guayaquil el aspecto de una gran aldea en la que toda arbitrariedad tiene cabida durante el día y por la noche, esas mismas calles quedan convertidas en escaparates de prostitución y cochosos dormitorios de indigentes o emigrantes de paso y gente sin hogar. Zona hotelera donde campea el delito, paradójicamente a pocas cuadras de la Municipalidad. Estamos en vísperas de un evento internacional de gran envergadura, como es la final de la Copa Libertadores, que congregará a miles de turistas; y ya que no es posible pensar en una transformación integral hacia la que esa acertada iniciativa del rescate se encamina, mostremos por lo menos la cara limpia de una ciudad y sus espacios emblemáticos, para no avergonzarnos de lo que la prensa extranjera comente sobre el aspecto del centro de Guayaquil y su abandono. Tienen trabajo las autoridades municipales de turismo, aseo de calles, plazas y monumentos, etc., etc., etc. (O)

Jenny Estrada Ruiz, historiadora, Guayaquil