La prensa nacional nos informa de sequías en algunos cantones de las provincias de Manabí, Santa Elena, y de la región del Oriente.
La Unhcr-Acnur (Agencia de la ONU para los refugiados, también comenta que otras regiones del orbe mundial sufren por la escasez de agua. Esta tragedia se debe a la deforestación y contaminación del ambiente originadas en las actividades del hombre. No nos damos cuenta de que los recursos naturales y, por consiguiente, el agua, son finitos. Es decir, se agotarán. Todavía es posible, en algunos sectores, abrir con facilidad el grifo y disponer de agua, elemento indispensable para la salud y la agricultura.
Según los datos del World Resources Institute (WRI) más de 1.000 millones de personas viven, en la actualidad, en muchas regiones con escasez de agua, y hasta 3.500 millones podrían sufrir escasez de agua en el año 2025. La prensa internacional informa que desde diciembre del 2020 el agua se cotiza en la Bolsa de Wall Street, uno de los mercados financieros más importantes y eficientes del mundo. El precio del agua fluctuará, a partir de ahora, como el petróleo o el oro. La iniciación de estas transacciones se debe principalmente a las expectativas de escasez. Significa también que estará sujeta a la ley de la oferta y la demanda, principio básico de una economía de mercado. Estamos recibiendo suficientes señales de la crisis. El Gobierno Nacional debe reforzar las políticas necesarias para conservar este recurso. Nosotros podemos contribuir para evitar el agotamiento en el mediano plazo. Nuestros hábitos cotidianos deben ser modificados para ser parte de la solución, por ejemplo: al ducharse, cierre el grifo mientras se enjabona; cierre el grifo al lavarse la dentadura o afeitarse; cierre el grifo al fregar la vajilla; racionalice el riego de las plantas; dar mantenimiento a las tuberías para evitar fugas. Las futuras generaciones nos lo agradecerán. (O)
Johnny Martínez Ramírez, avenida Samborondón