Es necesario considerar que la integración del arte en las propuestas curriculares contribuye al conocimiento, comprensión, apropiación y valoración crítica de las diferentes manifestaciones culturales o artísticas, ampliando significativamente el campo de referencias de los niños y sus familias. Al mismo tiempo, desarrolla habilidades que transforman su manera de percibir el mundo mediante el uso de diferentes lenguajes en la producción de creaciones propias.

La relación existente entre la educación y la expresión infantil por medio de las artes señala la existencia de otros modos de expresión. Cuando se integran actividades artísticas al resto de materias del pénsum académico tradicional, se generan cambios significativos en la dinámica del aprendizaje. Existen estudios que confirman que dichas interrelaciones aumentan el nivel de retención de contenidos en los estudiantes. Esto contribuye, entre otras cosas, a que los niños comprendan que existe más de una respuesta a una pregunta, más de una solución a un problema, y que la diversidad que cada uno aporta es importante.

Las artes desarrollan la sensibilidad y el conocimiento intelectual y estético; el lenguaje verbal y matemático no son los únicos medios para comprender y representar el mundo, es posible expresarse a través de otros lenguajes, ya que todos los campos son susceptibles de ser tratados por su capacidad de generar una experiencia estética, esto enriquece el mundo educativo desde lo cognitivo, afectivo y emocional. La educación artística es el arma más poderosa para liberar la imaginación y formar ciudadanos sensibles, libres, solidarios y comprometidos.

Además de la creación y expresión artística propiamente dicha, hay otras actividades con las que los adultos pueden contribuir a que los niños se acerquen al arte y lleguen a entenderlo. Cuando ellos crean su propia obra, los niños exploran el mundo que los rodea, pero también pueden descubrirlo en las obras de otros, lo que puede abrirles el camino para llegar a apreciar el arte como parte de sus vidas. Muy poca gente continúa haciendo arte cuando deja de ser un niño, sin embargo, la afición al arte es un logro y un placer que dura para toda la vida. Comentar un cuadro o una escultura con los niños les resulta muy enriquecedor ya que los sentidos y percepción que ellos poseen están acostumbrados a examinar y explorar todo lo que los rodea.

Intercambiar puntos de vista sobre lo que vemos en los museos, en la calle o en la misma naturaleza es una manera sencilla para lograr que el niño adquiera una base de conocimientos que los motive a desarrollar una visión distinta del mundo, además de fomentar una futura afición a todo lo relacionado con el arte y su estética. Debemos procurar que el niño se sienta cómodo y seguro al expresar sus opiniones ya que con ellas estará revelando algo muy personal, también es muy importante familiarizar a los niños con los museos y centros de artes escénicas de su ciudad. Los niños son observadores natos y si se los ayuda a pensar en lo que ven desde una perspectiva estética no solo aprenderán a valorar el arte, sino también la naturaleza que lo inspira. (O)