Varias importantes ideas se plantearon durante la sesión, vía Zoom, organizada y realizada el reciente 30 de julio, por el Grupo de Desarrollo Rural, del Ecuador, con el apoyo del Fida (Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola), Renajer (Red Nacional de Jóvenes Emprendedores Rurales) y Rimisp (Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural).
Se partió de un análisis de las proyecciones para este año 2020, deducidas de la actual situación general y sectorial, que arroja: caída del Producto Interno Bruto, incremento del desempleo, empleo no adecuado, pobreza nacional, pobreza rural, incremento de familias pobres, alcance del Bono de Protección Familiar, pérdidas en el agro, menor demanda de carne, pollo y leche, así como mayor consumo de carbohidratos.
El riesgo de inseguridad alimentaria ha aumentado porque el desempleo y la menor actividad económica generan una pérdida del ingreso promedio del 22%.
En los hogares en situación de pobreza no se cubre la canasta vital, pero sí el costo de alimentos y bebidas; pero, en los de pobreza extrema no.
Como siempre, el Rimisp propuso soluciones.
Para sostener la oferta: a corto plazo centrarse en el pequeño agricultor para la provisión de insumos, orientación de los recursos de BanEcuador exclusivamente al agro, recuperación de cartera vencida, ampliación de plazos, kits emergentes subsidiados de semillas e insumos para pequeños productores, alianzas con cooperativas, articulación con multilaterales para créditos, que también deben proveerse para negocios inclusivos entre pequeños productores y empresas. Así mismo, articulación con los Gobiernos Autónomos Descentralizados, Ministerio de Agricultura y BanEcuador para asistencia técnica y créditos para huertos familiares, crédito y reducción de pérdidas poscosecha.
A mediano plazo se planteó, entre otras soluciones: una visión estratégica de sistemas agroalimentarios sostenibles y de bíoeconomía, con enfoque intercultural y de género. Apoyo a la agricultura familiar campesina, con enfoque territorial y cofinanciamiento de multilaterales y sector privado, programas de fomento a la agricultura urbana de frutas, hortalizas y legumbres. Planificación territorial de la oferta, creación de seguros indexados, fortalecimiento de iniciativas campesinas, como Mujer Rural.
Para estimular la demanda: a corto plazo, promover el consumo de leguminosas como alternativa a la proteína animal más costosa, ofertas de canastas alimenticias a grupos vulnerables, auspiciados por los Gobiernos Autónomos Descentralizados, ferias locales de venta directa del productor al consumidor con procesos de certificación y protocolos de bioseguridad, consolidar redes de comercialización y monitoreo de información para campañas de consumo, recetas a bajo costo y reducción de pérdidas de alimentos en los hogares, apoyo a los Bancos de Alimentos y campañas de donación a grupos vulnerables.
Y, a mediano plazo: fortalecer circuitos cortos de comercialización, en especial en ciudades intermedias, canastas alimenticias de organizaciones de productores autosostenibles con apoyos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, los Gobiernos Autónomos Descentralizados, las oenegés, analizando el mercado de las nuevas tendencias de consumo de alimentos.
En general, se deberían articular programas entre el MAG y los GAD en estos temas tan importantes.
¿Se obtendrá lo que se pretende y necesitamos?
¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)