Cuando se vive en una casa que no tiene cimientos morales sólidos, se vive con el temor y peligro constantes de que esta se derrumbe, ya que no ofrece seguridad.
Es lo que sucede en la sociedad actual, y miro con asombro que existen jóvenes, adultos, magistrados, profesionales, asambleístas, rectores, etc., que para alcanzar el éxito se justifican con falsos preceptos que desaparecen rápidamente.
Mientras todo cambia, hay algo que perdura, y eso son los valores, principios inmutables en nuestra vida.
Estos principios cobran importancia en una época en la que lo esencial y las normas se pasan por alto y confunden cada vez más.
Hoy en día la sociedad se encuentra en un estado de confusión, de inestabilidad, de incertidumbre, carente de las normas básicas, y todo parece estar al alcance del más osado.
Sin principios, la sociedad se tambalea desde sus cimientos. De manera que debemos recuperar lo que es esencial, el verdadero sentido de la vida.
Tenemos que encontrar nuevamente el camino que nos enseña lo que es correcto de lo que no lo es.
Pasar por alto los aspectos esenciales y caer en una vida centrada en los placeres pasajeros es como construir una casa sobre la arena. (O)
Sara María Garaicoa Granizo, magíster en Educación, Guayaquil