Tener la capacidad de detectar necesidades e idear la manera de encontrarles solución es propio de mentes claras e ingeniosas. Si además se posee la vocación para concretarlas en beneficio de la comunidad o de una porción de esta, entonces estaremos frente a personajes de gran valía.
Esta descripción se ajusta al precursor del cuidado de la salud reproductiva en Guayaquil, Paolo Marangoni, quien falleció el pasado lunes dejando un apreciable legado: la Asociación Probienestar de la Familia Ecuatoriana (Aprofe), fundada en 1965, sin fines de lucro. Por su labor, en 1990 recibió la Orden Nacional al Mérito.
Hay ideales a los que se les dedica la vida entera y son el motor que impulsan acciones para lograr grandes cambios. En este caso, la motivación radicó en lograr una sociedad equilibrada y responsable.
Con el objetivo de brindar programas para el mejoramiento integral de la mujer, Marangoni investigó y consiguió asesoría y colaboración internacional. Se buscaba inculcar en las parejas la noción de procrear el número de hijos que deseen y puedan mantener, lo que en su momento generó controversia e inició un debate.
En la actualidad, Aprofe es un referente de la salud familiar en el país, está en varias ciudades y su atención abarca el cuidado prenatal, maternal, pediátrico, a jóvenes, adultos mayores y la familia en general, con prevención sobre el uso de drogas y alcohol, infecciones de transmisión sexual VIH/sida, prevención de cáncer, atención dental y residencia temporal para personas ancianas.
La humanidad ha avanzado persiguiendo ideales, emulando a quienes se mantuvieron fieles a ellos y lograron beneficios para el prójimo.
Es necesario inculcar en las nuevas generaciones la importancia de contar con ideales, basados en deseos nobles, que motiven al emprendimiento, y con constancia convertirlos en obras al servicio de la sociedad, para ello un primer paso es enseñarles a apreciar la labor fructífera de personajes señeros que se distinguen por su esfuerzo y compromiso. (O)