En este mes de marzo del 2020 se nos ha propuesto una especial oportunidad para poner a prueba nuestro civismo.
Ese sobre el que solemos hablar, proclamar y demandar de las demás personas y que no siempre demostramos practicar en nuestro diario vivir. ¿Somos exigentes al predicar y pedir e inconsecuentes para cumplir, a veces exactamente lo que pedimos que hagan los demás?
Comprobar que existen actitudes de ese tipo suele desmotivar a terceras personas observadoras, críticas y proactivas, inhibiéndolas de plantear iniciativas o aportar con colaboraciones, que podrían ser de gran beneficio comunitario.
En estos días de marzo del 2020, en que somos testigos de una inmensa tensión social producida por la presencia del coronavirus, cada uno de nosotros debería encontrar una misión cívica y dedicarse a cumplirla, en beneficio de la comunidad, lo que, como suele ocurrir, redundaría en nuestro propio beneficio.
Con la edición del domingo 15 de marzo de 2020 de Diario EL UNIVERSO circuló un mensaje de la Alcaldía de Guayaquil exponiendo, con sencillez y claridad, nueve medidas de prevención ante el coronavirus.
Un mensaje de esa naturaleza presentado por escrito me parece que tiene una ventaja sobre su siempre necesaria exposición oral.
Ya dijo Poncio Pilato: Lo escrito, escrito está.
La razón obvia es que no todas las personas tienen la capacidad de recordar exactamente lo que oyen y, a veces, hay ciertos mensajes en que todos los elementos que los integran son importantes y no conviene que alguno no se atienda, por falla de la memoria.
Como conviene sacar lecciones positivas de los acontecimientos que van conformando la vida y la historia de las personas y de las sociedades que ellas integran, me pareció importante destacar el valor y la trascendencia de la comunicación escrita, siempre conveniente para registrar los acontecimientos históricos.
El plegable municipal no solamente destaca que es responsabilidad de todos evitar el contagio del COVID-19 y que debemos hacerlo por nosotros mismos y por nuestra familia, sino que concluye con una animosa consigna: Juntos evitemos el coronavirus.
Deben haberse producido, no solamente en Guayaquil sino en todo el Ecuador, muchas expresiones y, sobre todo, acciones de civismo y también de caridad, esto es, del verdadero amor a los demás, de ese desinteresado que no busca recompensas, votos o los primeros lugares.
Considero que estamos en buen momento, aprovechando el cambio obligado de nuestra rutina de trabajo diario, para pensar, meditar, reflexionar y plantearnos el grado de participación ciudadana que estamos alcanzando.
¿Seguimos siendo solamente testigos de manifestaciones de civismo o nos estamos convirtiendo y ya somos agentes positivos de esa virtud de la que adolece buena parte de nuestra población, probablemente en casi todos los ambientes sociales?
Las acciones efectivas de civismo nos estimulan, así como nos abaten las contrarias.
¿Conviene insistir y profundizar en este tema, en vista de nuestra actual situación política y económica y de las próximas campañas electorales?
¿Qué sugiere que debemos hacer? ¿Sería tan amable en carme su opinión? (O)