El día viernes 29 de noviembre fui al Consulado de España a retirar mi pasaporte renovado, la entrega solamente son los viernes, de 08:00 a 12:00; yo llegué faltando diez minutos para las 11:00.

Yo quiero sugerir que algún alto funcionario de este Consulado haga un favor bien grande, un día se vista de incógnito y haga el mismo trámite que debemos hacer los ciudadanos españoles para la obtención de algún documento. Lo primero es ponerse en fila en la vereda, soportando el calor inclemente en esta época, hasta llegar a la puerta de entrada (es un tramo corto), pero si le toca una situación como la que me tocó ese día, debe esperar hasta que el guardia termine de discutir con una pareja que no había comprendido cuáles eran los papeles que tenían que llevar para otro trámite que no era el de retirar el pasaporte. Después de lo que parecía una eternidad, nos permitieron entrar a una sala enorme con sillas cómodas pero sin aire acondicionado. Me acerqué a la máquina que emite los tiques para el trámite, me tocó el número A153, me senté y vi la pantalla, iban por el número A36, después de casi una hora pregunté a mi vecino de silla por qué no avanzaban los números en la pantalla, me respondió que “solamente está atendiendo una ventanilla de las cuatro en total”. Pasaron veinte minutos y se empezó a mover todo lentamente. Vi otra sala más pequeña adentro con aire acondicionado, encontré un asiento vacío. Seguía atendiendo solo una ventanilla, pasaron quince minutos más, y ahora sí atendían en las cuatro ventanillas. Me senté en la primera fila y empecé a mirar que estas cuatro ventanillas estaban sucias, el piso sucio, había pedazos de papeles hechos tirados por el suelo y dos botellas plásticas pequeñas. Los niños aburridos se hacían amigos entre ellos, corrían, gritaban, se arrastraban como trapeadores, recogían los papelitos y se inventaron algún juego. Ruido muy fuerte. Alguien gritó, ¡silencio!, nadie escuchó. Las botellas plásticas no les interesaron a los niños ni a los guardias españoles y ecuatorianos que iban y venían de aquí para allá. Al fin el policía español vio una botella, no la recogió, la pateó hasta el basurero que está en la esquina y le dijo a un muchacho que la recogiera, la otra botella seguía en el suelo. Me di cuenta de que el tiempo había pasado y ya casi llegaba el número A153, suspiré y le comenté a mi vecino que ya mismo llegaba mi turno, él me aconsejó diciéndome que me parara y estuviera lista para cuando apareciera el número A153 en la pantalla, porque había que ser rápido. Como tengo un problema en mi rodilla me demoré segundos en llegar a la ventanilla número 2, ya estaban atendiendo al número A154. Esperé que se retirara la persona y me acerqué, la señora que atendía esa ventanilla estaba de muy mal genio y furibunda me dio una reprimenda sumamente descortés por haber llegado cinco segundos atrasada, después de haber esperado un poco más de dos horas.

Espero que algún funcionario de este Consulado sienta vergüenza de saber cómo tratan a sus ciudadanos y tome alguna medida para enseñarle algo de cortesía al personal.(O)

María Teresa Estrada Solá,

jubilada, avenida Samborondón