Tirar la casa por la ventana es sinónimo de despilfarrar, derrochar, malversar; y esto es lo que han hecho con el Guayas, conocido como el río más caudaloso de la costa occidental de América, con excepción del río Yukón, este congelado la mayor parte del año.
No han dragado al río Guayas decenas de años y se cometió así una malversación excepcional: se lo malversó por omisión, por cruzarse de brazos, no como derrochó “el hijo pródigo” de la Biblia, que lo hizo a manos llenas. Dragar es limpiar con dragas, ahondar el fondo de un río, y esto significa limpiar primero el fondo de sus afluentes: los ríos Daule y Babahoyo. Así se los ha inutilizado a todos para la navegación.
Luego, como si obedecieran la consigna de arruinar al puerto fluvial, se construyó un puente de madera y se proyecta construir otro, de hormigón armado con el mismo efecto, como un muro contra la navegación. Es como instalar de adorno una calavera en la entrada de la casa. Se pretextó que era indispensable para unir a la ciudad con la isla Santay, y mintieron porque existe otro puente que la vincula a esa isla.
Después se oyó decir: “Vamos a dragar el río", y se descubrió que lo que iban es a absorber un islote diminuto de la inmensa red hidrográfica para trasladarlo a la orilla y rellenar un lote para vivienda. Era un banco que resultó precisamente por no limpiarlo. Dios estaba satisfecho con la isla que él diseñó para custodiar a Guayaquil: la isla Puná. Fracasó esta absorción o chupadura tras varias contrataciones tortuosas, en las que un individuo, desconocido hasta por el banco de su barrio, cobró un millón y medio de dólares por dizque contactar con el banco que suministre los millones que requiere la absorción del islote. La draga, anunciada varias veces, no llegó.
Tras inutilizar el río, por el que navegaron Bolívar y San Martín, se pasó del crimen a una aberración: en vez de construir otros puentes que no encierren al río, justificados por ser Guayaquil puerto fluvial y marítimo a la vez, en lugar de ampliar la carretera Perimetral, habilitar muelles y alentar a empresas navieras a que inauguren un servicio de lanchones para cruzar el río, se ha instalado un sistema propio de ciudades montañosas: la aerovía, sistema artificial que conlleva el menosprecio del río como vía natural de comunicación, que ha requerido interrumpir avenidas y ocultar bellas obras que contribuyen al ornato urbano: la Columna de los Próceres y el edificio de la Corte de Justicia.
Respecto del dragado del islote, y también en relación con la aerovía, pesan graves denuncias monetarias, que el contralor general debe atender. Hoy denuncio que se ha malversado al río. (O)