En realidad son algunos los temas que vienen a mi mente al momento de empezar este artículo, porque han sucedido algunos hechos importantes y el espacio no da para hablar de todo.
No quiero herir susceptibilidades al referirme al mal llamado matrimonio homosexual porque, aunque no estoy de acuerdo con él, siento que para muchas de estas parejas es un logro importante en sus vidas. Lamentable que la unión de hecho, probablemente la más numerosa en la actualidad en el mundo entero, no sea suficiente para ellos.
Hago sí un llamado a los padres de familia para que estén atentos y sean claros al poner los conceptos en su sitio, para sus hijos, desde que son pequeños, por la confusión que ya tienen muchos niños y adolescentes cuando se quiere tapar el sol con un dedo.
Me ha espantado estos días la terrible noticia del desperdicio de alimentos en nuestro país. ¡No lo puedo creer! ¡Son 939.000 toneladas de comida! No tengo idea de cómo las contaron, pero son cifras aterradoras tomando en cuenta cuántas personas sufren hambre en nuestro país y el mundo.
Maravilloso lo que hace Diakonía, Banco de alimentos, pero insuficiente porque no hay toda la colaboración que podrían recibir. Tirar a la basura comida que otros pueden servirse… ¡es increíble! Ojalá la noticia de que donarlos puede traer beneficios fiscales incorpore a muchos más en esta obra de alimentar al hambriento. Y son tantos.
En los hogares, los padres de familia debemos evitar los desperdicios y aprovechar los alimentos al máximo o donarlos antes de que se caduquen o dañen. Mientras un niño decide si se toma o no la sopa, probablemente, muere de hambre otro en algún lugar del mundo.
Y también hay buenas noticias, algunas esperanzadoras, como el rescate de migrantes que han realizado algunas oenegés en el mar Mediterráneo, a pesar de la política anti- inmigración de Salvini, ministro del Interior de Italia.
Con el ingreso de nuestros hermanos venezolanos al país se está poniendo a prueba el carácter humanitario del gobierno y de todos los ecuatorianos.
El papa Francisco no cesa de ganar enemigos o de perder adeptos por su abierta y directa defensa de los migrantes y, en general, por los más necesitados de todo.
Se pueden tener muchas excusas para rechazarlos, y las hay seguramente, pero recordemos lo que nos dijo a los cristianos el Concilio Vaticano II en el Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia: “La caridad cristiana se extiende a todos sin distinción de raza, condición social o religión; no espera lucro o agradecimiento alguno; pues como Dios nos amó con amor gratuito, así los fieles han de vivir preocupados por el hombre mismo amándolo con el mismo sentimiento con que Dios lo buscó”.
Y, además: “Pues como Cristo recorría las ciudades y aldeas… así la Iglesia se une, por medio de sus hijos, a los hombres de cualquier condición, pero especialmente con los pobres y los afligidos…”.
(O)