Todo ser humano en el corto o mediano plazo termina acumulando algún tipo de resentimiento, ya sea a un jefe, un familiar e incluso un viejo amor. Esto es llevar en el hombro una “maleta con tres discos de pesas de gimnasio” que se dividen en decepción, rechazo y rencor, y te convierte en un viajero que no se separa de su vieja e incómoda “maleta”. Esto equivale a manejar un vehículo, pero mirando siempre por el retrovisor de la vida para nuevamente traer al camino lo que ya pasó. Sirve de algo solo para revivir un episodio triste o molestoso de la vida. El dolor siempre será inevitable, pero el sufrimiento dependerá solo de ti.

Es verdad que algunos piensan que la venganza aliviará el sufrir o hará feliz; pero solo por un día. Mejor es tener la capacidad de perdonar y perdonarte por tus propios errores; esto te hará feliz toda la vida. Por eso es importante abrir la mano y soltar la “maleta” del resentimiento que no te permite aclarar el norte de tu vida y de tu brújula financiera. Pero si tomas control absoluto de tus emociones, controlarás la ira o la tristeza y, por ende, tendrás un sistema inmunológico más robusto. Esto te permitirá destinar un equis valor o un diez por ciento de tu ingreso al ahorro y no a los gastos médicos.

Recuerda, si pasas enfermo no podrás ahorrar ni concentrarte en tu meta de vida. La idea de jubilarte o de retirarte de la vida productiva algún día, es para poder pasear por lugares turísticos y no visitando dispensarios médicos. Necesitas de 21 días seguidos para cambiar un hábito de vida y para alcanzar un reordenamiento de tus finanzas. La idea es aprender por amor y no por dolor.(O)

Gunnar Lundh Iturralde,

licenciado en Periodismo, Guayaquil