El diccionario de la Real Academia de la Lengua no recoge esta palabra. Sin embargo, no hay ecuatoriano que no sepa lo que ella significa: la actividad en la cual un prestamista cobra altísimos intereses y/o toma garantías excesivas respecto del monto prestado, sabiendo que se hará dueño de la prenda por un valor muy inferior al crédito que da.
Normalmente el “chulco” tiene como condición la existencia de un deudor desesperado, que necesita urgentísimamente dinero, y que ya no tiene otra forma de conseguirlo que yendo donde el “chulquero”, quien por esa desesperación impone condiciones espantosas.
Esta forma de usura extrema ha sido parte de la relación entre el Ecuador y la China mientras la Familia Revolución Ciudadana (FRC) gobernó. Lo triste, es que cuando se inició, el Ecuador no estaba tan desesperado, lo cual agrava el hecho de que las condiciones impuestas por la China hayan sido aceptadas por el Ecuador.
1.- Créditos sistemáticamente contraídos con contratos reservados: jamás en la historia del Ecuador, excepto por aquellos créditos relacionados a temas de la defensa nacional, se declararon reservados los contratos de deuda. Si miento, que alguien me diga cuándo sucedió.
2.- Créditos asociados a garantías con el petróleo ecuatoriano. Estos contratos petroleros son también reservados. Nunca antes en la historia del Ecuador los contratos de venta de petróleo eran reservados. Si miento que alguien me diga cuándo se hizo así que no haya sido en el gobierno de la FRC.
3.- Se completa la acción del Chulquero: viene el dinero, se lo entrega a las “Petros” y luego se lo desvía hacia el gobierno, para terminar el gobierno de la FRC contratando obras con empresas chinas, que tienen sobreprecios, y que además no funcionan.
Un círculo verdaderamente infernal, que pesa como yugo insostenible sobre el lomo de los ecuatorianos de hoy. Tomamos deuda carísima, entregando petróleo en condiciones nocivas para el país, para además hacer obras con sobreprecio y que no funcionan. ¿Quién no quiebra con tal proceder?
Amparados en las dos reservas, se impusieron tasas de interés altísimas, de usura, dada la calidad de la garantía que es el petróleo y sus facturas. Se impusieron además exigencias de que una parte del dinero entregado se quede en la China depositado, es decir, no les bastó el petróleo y nos exigieron un encaje, lo cual hace más caro todavía los créditos. Por último, se amarró al Ecuador para que no pueda prepagar los créditos.
Esta criminal conducta financiera de parte de la FRC permitió que una aplanadora llamada el Estado Chino, achicharrara al Ecuador.
Nos preguntamos: ¿Por qué no se han liberado de la reserva dichos contratos, tanto los de deuda cuanto los de las ventas y descuento de facturas de petróleo? Nos preguntamos: ¿Por qué los reportes del FMI basados en el artículo IV que en forma totalmente inusual se declararon reservados, no han sido publicados, para que los ecuatorianos podamos saber la realidad de cuánto afectaron estos contratos a la economía, y cómo en realidad quedó la famosa mesa servida, que tenía alimentos contaminados y vino envenenado?
De ahí que no cabe que el presidente Moreno vaya a la China a refinanciar la deuda, o a pedir simplemente más financiamiento. Debe ir a la China, como jefe de Estado de una nación dolida, de una nación arrollada por otro Estado, y exigir a ese otro Estado la reparación por el grave daño causado. Debe además expresar las incuestionables realidades que en este artículo hemos descrito, que son hechos objetivos, no subjetivos o de opinión. Debe dejar en claro que esta realidad de arrollamiento puede llevar a que el Ecuador denuncie al mundo que esta deuda es oprobiosa, que un Estado se ha prestado a través de sus créditos a un esquema de corrupción incuestionable. No estoy diciendo que el Estado chino o su gobierno lo hayan planificado. Estoy diciendo que así resultó, y un Estado tiene que tomar responsabilidades por lo que sus acciones y sus empresas causan sobre otros pueblos y otras naciones.
Si por la desesperación se pide más dinero, encubriendo el pasado, si no se consigue que se compensen los sobreprecios y que a costo de los constructores se reparen los trabajos mal hechos, si no se consigue sin costo que se ponga a funcionar lo que hoy no funciona y si además no se consiguen compensaciones al daño general al Ecuador, si no se libera nuestro petróleo, entonces seremos igual que la FRC y continuaremos el episodio de colonialismo económico más trágico de la historia del Ecuador.
La ecuación es simple: Deuda carísima + proyectos con sobreprecios que no funcionan = quiebra. (O)
* Exvicepresidente de la República.
Jamás en la historia del Ecuador, excepto por aquellos créditos relacionados a temas de la defensa nacional, se declararon reservados los contratos de deuda.