El Boletín Macroeconómico publicado por Asobanca en el mes de septiembre señala que durante el periodo de enero a julio del 2018 ingresaron en total $ 12.580 millones por exportaciones generales, incluyendo las petroleras; en esa cantidad, el sector agropecuario y agroindustrial contribuyeron con $ 5.925 millones, que corresponden al 47,1% del total. Ahora bien, conociendo que dos terceras partes de la población económicamente activa se desenvuelven y fijan sus expectativas de trabajo en el sector agropecuario, significa que en él se sustentan soluciones laborales para más de 5 millones de personas.
A pesar de esta aserción, parece menospreciarse la participación de este sector como propulsor de riqueza económica y social, porque poca relevancia se le atribuye como parte del aparato productivo nacional, y esta no es una apreciación antojadiza sino la lectura de los acontecimientos cotidianos y normales de la política nacional, por ejemplo: hace pocos días se reunió el Gabinete Estratégico Productivo para revisar el impacto de las medidas económicas de la Ley de Fomento a la Producción, y nuestro ministro de Agricultura no aparece ni en la foto ni en los comentarios. También sesionó el Comité de Reconstrucción y Reactivación Productiva de las zonas afectadas por el terremoto, y tampoco se visualizaron ni su presencia ni comentario alguno. Espero que solo se esté escabullendo de las fotos, y que sea la prensa quien esté evadiendo las crónicas con tinte agrario.
Si acaso no lo invitaron, no habrá sido mala fe, respondería solo a la indolencia generalizada por el sector, pues nadie va a tomarlo en serio si sus mismas autoridades no lo hacen, si el ministro no impone presencia nadie le regalará el espacio. Por eso el Gobierno toma resoluciones sin sospechar siquiera que podrían perjudicar al sector agropecuario, y ¿cómo podrían saberlo?, no tenemos profesionales agropecuarios con voz y voto en cargos de gobierno cuyas resoluciones afectan al sector: como CFN, BanEcuador, Superintendencia de Bancos, Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera, Ministerio de Comercio Exterior, Cancillería. Si no señalamos nuestras urgencias y afectaciones, seguiremos arrinconados, excluidos, desdeñados y sin visos de solución.
Las políticas de financiamiento, por ejemplo, bastante atinadas para el sector industrial, comercial y de servicios, son inadecuadas para la agropecuaria, porque mientras los primeros rigen sus procesos productivos por capacidad instalada y respuestas mecánicas, la agropecuaria responde al potencial de producción característico de los seres vivos, cuyas expresiones son fisiológicas, misceláneas y evolutivas, pero quienes diseñan la estructura de los préstamos no lo perciben.
La ministra del Interior anunció que creará un cuerpo de policía especializado en detectar la corrupción y otro especializado en el control de las fronteras, pero como nadie le ha contado la terrible postración en que el abigeato ha sumido al sector ganadero, ni se le ocurre pensar en un cuerpo policial especializado en crímenes rurales, tan necesario como urgente.
Hay muchísimos ejemplos más, pero mi interés final es sugerirle a nuestro nuevo ministro, todavía en tiempo de estreno, que para rehabilitar el sector agropecuario deberá empezar por resarcir ante el mismísimo Gobierno nacional el alicaído prestigio del ministerio bajo su mando. (O)