Esta es la preocupación que se está volviendo recurrente los últimos tiempos en mi envejeciente cerebro: ¿Las personas somos conscientes de los errores que cometemos? ¿Siempre, a veces, nunca?
Y me preocupa por el grado de responsabilidad que puedo o debo acarrear el errar en acciones que realizo o que omito hacer  a lo  largo del día.
Y no solamente en el convivir cotidiano con otras personas cercanas, en los ambientes familiar, laboral, social, cívico o político en los que me involucro, sino en esa misteriosa relación personal que a veces soslayamos: con nosotros mismos o, con Dios, si hemos sido bendecidos por el don de la fe.
Así planteado el tema: ¿podríamos afirmar que son susceptibles de aciertos o de errores nuestras relaciones con Dios, pero también con las demás personas y con nosotros mismos?
A mí me parece que sí.
En cuanto a las relaciones con Dios el tema parece especialmente particular y delicado.
En la cultura permeada por el cristianismo, a la que pertenezco, Dios es considerado Padre y personalmente no tengo ningún problema en aceptarlo como tal, no solamente por la gracia de la fe que he recibido, sino también por el modo de pensar, sentir y vivir de quien me engendró.
Sin duda, una bendición.
Ahora bien: el Dios en el que creo, según la Iglesia católica, a la que pertenezco, enseña, predica y constantemente recuerda el deber ser de mi conducta individual, familiar y comunitaria.
Hago el esfuerzo de cumplirlo y como tengo personas que bien me quieren, si llegara a desviarme, seguramente me harían caer en cuenta y me alentarían a vivir según mi fe, si no he enmendado oportunamente mi conducta.
¿La ayuda para identificar los errores, no solamente religiosos, sino también cívicos y morales, generalmente se aprecia o se desprecia?
¿Tiene usted experiencias al respecto?
¿Acaso ha hecho caer en cuenta de sus errores a personas que, en vez de agradecer y rectificar, se irritan, se molestan, injurian y hasta dan por terminadas amistades de décadas?
¿Conoce personas que aprecian y agradecen que las ayuden a tener conciencia de sus errores?
Probablemente dependerá de las circunstancias, del momento, del humor o qué sé yo, el lograr la atención y sobre todo la buena voluntad de la persona familiar, amiga, que no se da cuenta o no quiere reconocer el error que está por cometer, o ya ha cometido, pero que bien puede evitarse o rectificarse.
Pienso que tenemos que explorar las vías, los sistemas,  las modalidades, los ambientes en los que las personas aprendan a preservarse de cometer errores o a rectificarlos en el menor tiempo posible y de la mejor forma, para que las secuelas de dolor que luego afligen no echen a perder no solamente la vida personal, sino también la de familiares y amigos.
¿Debemos recibir educación apropiada para tener claro en nuestra conciencia que hemos de evitar cometer errores, así como la forma de enmendarlos?
¿Sería tan amable en darme su opinión?
 (O)