En los últimos dos meses el mundo entero ha vivido extremas condiciones climáticas, desde extensos incendios forestales, drásticas inundaciones, prolongadas sequías, hasta las actuales tormentas glaciales.
El Ecuador, aunque con un poco más de suerte, no ha estado exento a los golpes de la naturaleza, en las pasadas semanas hemos vivido drásticas lluvias y granizadas en el norte del país.
Si bien es cierto, algunos de los desastres naturales son eventos que muchas veces no se pueden pronosticar ni calcular cuál será su fuerza e impacto a pesar de los avances tecnológicos de hoy en día y el conocimiento global existente. Estos dos mundos se podrían combinar y utilizar en campañas educativas sólidas y a largo plazo, dirigidas a todos los sectores y así hacer conciencia para prevenir al menos una importante parte de las pérdidas que estos nos dejan, en especial las humanas y cultivos.
Gran parte de las causas y tragedias de estos problemas se deben a las acciones del hombre, las inundaciones se producen cuando se interviene en los sistemas naturales sin conocer las características del mismo y sin evaluar las consecuencias. Esto sucede ante el crecimiento descontrolado de las ciudades, la falta de planificación gubernamental, por ejemplo, permitiendo el asentamiento humano dentro de zonas de desborde, con obras de infraestructura mal planteadas que obstaculizan el paso del agua. Además de los desmontes, destrucción de humedales, deforestación de los bosques, selvas, manglares y cambios en el uso del suelo también son parte del problema.
La importancia de conservar los bosques y selvas, que además de concentrar una biodiversidad considerable juegan un papel fundamental en la regulación climática, mantienen las fuentes y caudales de agua y conservan los suelos, son nuestra esponja natural y paraguas protector. Cuando perdemos bosques nos volvemos más vulnerables ante las intensas lluvias y corremos serios riesgos de inundaciones.
Es fundamental que los gobiernos nacionales y locales atiendan con urgencia los sistemas de ordenamiento territorial e incluso forzar la relocalización de asentamientos humanos construidos en zonas vulnerables, eliminar los desmontes para el desarrollo agrónomo y urbano, acción que ha arrasado con los bosques nativos en zonas frágiles e incentivar la restauración y reforestación de nuestro suelo.
¡Es momento de actuar!, en la última Convención Internacional de Cambio Climático concluyeron que el daño era mayor de lo previsto y se requerirían medidas inmediatas para que cada país adopte la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible por parte de los gobiernos, sectores privados, las ONG, instituciones educativas y habitantes en general.
En manos de los gobiernos y la sociedad civil está poner fin a este suicidio colectivo que ya hemos iniciado. (O)