Señor presidente, usted le ha señalado con claridad a su equipo económico (ministro de Finanzas, gerente de Banco Central, superintendentes de Bancos y al de Economía Popular y Solidaria) que dialoguen y escuchen. Les ha mencionado: “No hay tal mesa servida”, claramente la receta de la década pasada demostró varios riesgos, como promover el crecimiento económico fundamentado en gasto público financiado con deuda; en noviembre de 2017, el total de deuda pública agregada llegó al 46% del PIB, confirmándose la frase: “Ahora sabemos que no solo se gastó en demasía, sino que nos endeudaron. Si seguimos por la misma senda, hipotecaremos el futuro del país”.

Buena parte de la deuda se financia con recursos del Banco Central del Ecuador (BCE). Entidad que hace unos días emocionada explicaba que el dato del crecimiento económico para el 2017 fue 1,5%, cifra que se neutraliza frente al crecimiento de la población (1,56%). La proporción de la deuda del sector público con el BCE se hace, en mucho, con recursos de los depositantes y municipios. Así, a diciembre de 2017, según Asobanca, la cobertura de las reservas bancarias privadas con reservas internacionales (RI) fue de las más bajas desde el inicio de la dolarización (RI USD2.451 millones son menores a USD3.900 millones de depósitos de las instituciones financieras (IF) privadas). Mantener esta línea de financiamiento al Gobierno llamada “reciclaje de la liquidez” eleva el riesgo de que el BCE no disponga de estos recursos cuando la sociedad lo requiera.

En tanto, las autoridades explicaban el crecimiento de la economía por el crédito, particularmente de consumo, el cual en sí mismo no es malo. Sin embargo, será conveniente que expliquen las prevenciones que tomaron, por ejemplo, en las IF de la economía popular y solidaria (que atienden alrededor de seis millones de socios) en lo referente a normas de prudencia y evaluación de riesgos para cubrir el dinero que prestan de los socios, más aún cuando la “ley de reactivación productiva” permite menor información sobre los sujetos de crédito.

“No hay más ciego que el que no quiere ver”, solo así los ecuatorianos nos explicamos la frase vertida el 3 de enero por la primera autoridad de la economía: “No sé qué es lo que más afecta a nuestra economía, o la caída del precio del petróleo y la apreciación del dólar, o las expectativas negativas de las personas y empresas generadas por el temor que se alimenta de los falsos análisis económicos utilizados como herramienta política”. Dejando claro, señor presidente, que su invitación al diálogo, crítico y mesurado, en beneficio del país, no ha permeado en varias de las autoridades de la “década pasada” que aún siguen en su gobierno.

Los ecuatorianos necesitamos elevar la productividad y competitividad de empresas y economía popular y solidaria, para que un mayor número de unidades exporten, como fórmula de defender la dolarización promoviendo trabajo de calidad. En esta línea son un aporte su equipo de comercio exterior y microemprendimientos, Francisco Carrión, Eva García y Pablo Campana.

No podemos tomar más riesgos sin las debidas coberturas. (O)