Triaje es un método de selección y clasificación de atención médica inmediata, en el que se evalúan las prioridades de la selección de acuerdo con la posibilidad de supervivencia ante una situación de emergencia o desastre; se valora en el momento a múltiples víctimas separando en el menor tiempo posible a las víctimas que tienen mayor probabilidad de supervivencia según su gravedad y disponibilidad de recursos.
Se las selecciona de acuerdo con los colores: el rojo es cuando requiere de atención médica inmediata y el paciente tiene posibilidades de sobrevivir, por ejemplo, un paciente en estado de choque, estado epiléptico o convulsivo, paro cardiaco o respiratorio, dificultad para respirar, fracturas o golpes graves, traumas (cráneo, cadera), heridas graves, parto en curso, intento de suicidio, abuso sexual, embarazada con sangrado u otros. Amarillo, cuando la persona presenta situación de emergencia con riesgo vital, por ejemplo, un cuerpo extraño en ojo, en oído, dolor de cabeza, con síntomas asociados, signos de infección de herida quirúrgica, heridas que necesitan puntos que no involucren un órgano vital, embarazadas sin sangrado, dolor en el pecho de más de cinco días, dolor abdominal de más de cinco días. El verde, cuando la persona está levemente lesionada, puede caminar, mantiene sus signos vitales, solo necesita observación de dos hasta ocho horas; y, el negro, cuando sus posibilidades son nulas o que ya esté fallecido.
El triaje se lo debe de realizar de inmediato en el lugar del impacto, para que las ambulancias o helicópteros puedan llevar al hospital más cercano, estos deben de tener cerca de la puerta de entrada un área previa a la entrada de urgencias para regular el flujo de pacientes. El responsable del triaje hospitalario debe ser un médico cirujano ampliamente capacitado y con experiencia en el manejo masivo de víctimas ya que deberá priorizar las lesiones y el área hospitalaria a donde se deriva al paciente, sea quirófano, terapia intensiva, observación, etc.
El primero en realizar triaje fue el barón Dominique Jean Larrey, jefe médico de las tropas en las guerras napoleónicas, básicamente la de Speyer 1867: “Los soldados que no tengan capacidad de recuperarse deben dejarse en el frente de batalla, solo deben llevarse al hospital aquellos que puedan restablecerse”.
Se han elaborados cartillas numeradas en la parte de arriba, para el lugar del siniestro, la ambulancia y el hospital. En dicha cartilla, que debe ir con el paciente, constan: la fecha, el lugar, sexo, y código de colores rojo, amarillo, verde y negro. Al reverso debe ir, en la parte de arriba, una foto de ambulancia y otra de hospital en el lado donde está numerado, figura de persona delante y atrás para señalamiento de lesión, un cuadro para poner signos vitales y si ha sido atendido con suero intravenoso o intramuscular.
Esta cartilla deberían de tenerla en las escuelas, colegios, estadios, universidades, instituciones públicas y privadas, fábricas, centros comerciales u otros. ¡Hay que educar para salvar una vida en cuestión de minutos!
(O)