Por: Jorge Familiar
WASHINGTON D.C.
Uno de cada cinco latinoamericanos de entre 15 y 24 años de edad se despierta cada mañana sin tener que asistir a la escuela o realizar un trabajo remunerado. Entrampados por los obstáculos económicos, el embarazo temprano, la violencia o las bajas expectativas, ellos son los “ninis” –ni estudian ni trabajan– y son más de 20 millones.
Aun durante el crecimiento económico robusto de Latinoamérica, el número de jóvenes que no trabajan ni estudian no descendió. El costo personal es sin duda enorme a nivel individual, pero también para sus comunidades y los países en donde residen.
Los ninis ayudan a perpetuar la desigualdad intergeneracional. Prácticamente el 60 por ciento de los ninis de la región proviene de hogares pobres o vulnerables ubicados en el 40 por ciento más pobre de la distribución del ingreso. Su falta de educación y de habilidades tiende a aislarlos en condiciones de bajo ingreso, de una generación a otra.
Atender el desafío que representan los ninis no solo asegurará un futuro mejor para aquellos directamente afectados, sino que también aprovechará su tremendo potencial para contribuir al futuro de la región en su conjunto.
Es por ello que el nuevo informe del Grupo del Banco Mundial, “Ninis en América Latina: 20 millones de jóvenes en busca de oportunidades”, es especialmente oportuno. Ofrece un diagnóstico a profundidad del desafío que representan los ninis y presenta un análisis exhaustivo sobre opciones de política que pueden adecuarse a países y contextos específicos.
Para disminuir su número, debemos evitar que los jóvenes abandonen la escuela de manera temprana y también ayudar a una transición hacia un empleo estable, en el caso de aquellos que ya son ninis.
Teniendo en cuenta que dos tercios de los ninis son mujeres, los programas escolares para evitar el embarazo y esfuerzos tendientes a ayudar a las adolescentes embarazadas a permanecer en la escuela han demostrado ser efectivos a la hora de reducir las tasas de abandono.
Una cosa queda clara: debemos luchar contra la creencia de que los ninis son jóvenes sin motivación cuya indiferencia los sume en la pobreza y la desesperanza. Ninis o no, los jóvenes tienen todo el potencial y es nuestra responsabilidad como sociedad ayudarlos a alcanzarlo.
Si bien esto requiere de inversiones públicas sustanciales, algo que podría llegar a ser complicado dada la actual desaceleración económica, postergar estos esfuerzos podría llegar a ser aún más costoso.
Entrampados por los obstáculos económicos, el embarazo temprano, la violencia o las bajas expectativas, ellos son los “ninis” –ni estudian ni trabajan– y son más de 20 millones.
* Jorge Familiar es el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe. (O)