Agresividad significa en latín ataque, ofensa o provocación como consecuencia de patrones conductuales negativos que lo caracterizan para conseguir sus propósitos, llegando a actitudes emocionales de violencia.
En los animales esta agresividad es considerada normal y funcional, necesaria para su supervivencia. Cuando el ser humano actúa con agresividad física hacia una o varias víctimas, lo hace para demostrar su supremacía y reputación, generando miedo en los demás por la sensación de poder que lo representa. Un ser agresivo se manifiesta a través de la expresión facial y los gestos, el cambio de tono y volumen en el lenguaje, en la voz, gritos, molestia a otros integrantes de la familia, pleitos, accesos de cólera, actos de desobediencia a una autoridad, amenazas verbales y físicas, daños materiales, deterioro en las actividades sociales y académicas, discusiones frecuentes u otras.
La agresión humana ha sido estudiada desde distintas disciplinas y reconocen múltiples causales de tipo genético u hormonal, se han identificado mecanismos neuroquímicos en su patogenia como hipoactividad serotoninérgica, dopaminérgica y noradrenérgica, J.L. Ayuso Gutiérrez 1999. Las conductas agresivas se han identificado como el daño intencional hacia otras personas, sea física, verbal o relacional, entendiéndose esta última con el propósito de dañar el estatus, la reputación y las relaciones de otra persona, Enrique Chauz, 2003. Ninguna persona genéticamente normal nace violenta, esta actitud la desarrolla en la infancia queriendo llevar el control y teniendo insatisfacción de no poder conseguir lo que se propone. Es más común en el género masculino donde la amenaza y el chantaje se vuelven más peligrosos y, si no se controla puede llegar a la agresividad física hacia otras personas. Existen estudios que han demostrado que algunos hombres no necesitan embriagarse ni hallarse bajo efectos de estupefacientes para ser violentos, esta actitud se debe a que han vivido en una sociedad patriarcal que les exige ser fuertes como un roble, agresivos y competitivos dentro y fuera del seno familiar.
Las noticias de mujeres golpeadas y niños maltratados siguen siendo noticias alarmantes en nuestra sociedad machista. Sharon, la Hechicera, había pedido boleta de auxilio por maltrato de su actual esposo, encontró la muerte en un accidente trágico en la carretera. Se ha dicho que podría ser que la actitud agresiva de él la indujo a salir del carro y que solicitó auxilio previamente a un galeno amigo suyo. No se puede afirmar lo que realmente sucedió, se está investigando. Lo que sí demostró es que esas actitudes negativas graves tienen fatales consecuencias, un niño huérfano de 3 años y prisión preventiva de su padre hasta que se aclaren los hechos que indujeron al fatal accidente de tránsito. El caso de la matanza de los dibujantes de Charlie Hebdo, por ejercer la libertad de expresión a manos de yihadistas fanáticos de la religión musulmana, constituyen actitudes agresivas impulsivas premeditadas como mecanismo de defensa hacia el exponente supremo de la creación, Alá, que es quien debe construir sus destinos. Esta agresividad Freud la define como instinto de muerte que es sublimado o dirigido hacia otros para evitar la autodestrucción. Toda actitud agresiva
conlleva a la destrucción, se debe hacer conciencia y buscar solución desde temprana edad, evitando extremismo y ceguera emocional, antes que el mismo ser humano sea el causante de la destrucción de la humanidad.(O)