Un adolescente dejó estacionada la moto sobre una esquina y avanzó a la parte frontal de un establecimiento comercial para disparar dos veces hacia la fachada, mientras sus trabajadores atendían.
José y otro compañero se lanzaron al piso para evitar ser alcanzados por los disparos que rompieron vitrales.
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Previamente, en ese local, otros sujetos realizaron disparos a una puerta cuando el local estaba cerrado y abandonaron panfletos para exigir que se comuniquen con “la mafia”.
Pese a estos tres hechos, en este local sigue la atención, aunque el temor se mantiene latente entre los trabajadores.
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“Son muchachos, aquí las leyes los amparan, obviamente las personas que los cojan los cogen para que no les digan nada, si es posible los cogen y los sueltan. Aquí no estamos holgados para trabajar, siempre con cuidado, no se trabaja tranquilo”, expuso José, el trabajador del local amenazado.
La intranquilidad se ha vuelto rutina, los dependientes de locales por la serie de amenazas extorsivas en la calle Francisco Segura, en el Cisne 2, en el suroeste de Guayaquil.
A su vez, el trabajador dijo que no han optado por cerrar porque arrastran deudas desde años anteriores y se mantiene con una merma de ventas. “Por seguridad la gente ni sale a comprar y piden una barbaridad”, expuso él.
Pese a la merma de clientes, los trabajadores de ese local prefieren cerrar una hora antes de lo anteriormente acostumbrado para retirarse a sus hogares aún con la luz del día.
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“Ojalá se pueda dar mayor seguridad, que las leyes cambien porque son las que prácticamente no dejan trabajar y que la justicia ponga mano dura”, expuso este trabajador.
Otro comerciante de un local de comidas también ha recibido tres panfletos con balas para exigirles dinero a cambio de no atentar contra ellos. Esto ha ocurrido en el 2024 y el caso más reciente en enero pasado.
Al propietario le dejaron un número de teléfono para que se comunique y además le mandaron fotos de todo lo que uno tiene. En caso de no comunicarse le dijeron que tenía que cerrar o lo iban a matar.
“Todo el mundo te trabaja con miedo, uno tiene que trabajar porque uno sobrevive de esto, nadie va a trabajar confiado, tiene que estar a la voluntad de Dios que es el único que le puede cuidar”, dijo el hombre, que ha puesto denuncias por estos casos.
En su vida diaria, este hombre trata de mantener su rutina habitual porque las actividades del local le permiten tener ingresos justos para subsistir.
“Es algo que uno no puede trabajar tranquilo, no puede andar tranquilo, sino es el secuestro es la vacuna, sea como sea te quieren sacar plata”, dijo el dependiente del local.
A diario, la Policía realiza rondas periódicas y en ocasiones provee resguardo en determinadas horas, según propietarios de negocios.
Pese a ello, debido a estos pedidos, algunos negocios han cerrado sus puertas, debido a la falta de dinero para cubrir los altos montos que piden. Entre esos, una panadería que funcionaba en el cruce de la calle 23 mantiene puertas cerradas.
En días recientes, en la calle 25 y Francisco Segura, dos presuntos extorsionadores fueron aprehendidos y agredidos por ciudadanos que se mostraron cansados de este tipo de prácticas de amenazas al comercio En esa ocasión, la amenazaron a una vendedora de jugos.
Personal del distrito Esteros ha desplegado operativos constantes en contra de extorsionadores. En una reciente intervención, en la vía Perimetral, hallaron explosivos y dos armas de fuego, destinadas para amenazar locales.
En los recientes cuatro meses se han judicializado a más de 28 personas relacionados con extorsiones que se adjudicarían nombres de bandas sin pertenecer a estas. Entre los aprehendidos figuran menores de 14 a 19 años de edad.
“Existe una especie de reclutamiento con jóvenes que se les involucra en estas actividades ilícitas”, dijo el subcomandante del distrito Portete, Édison Molina, quien agregó que con otras entidades se dan trabajos de asistencia social a fin de rehabilitarlos. (I)