Media horas antes de ser baleado, el cabo segundo de policía Steven Joel Vargas Bermeo, de 26 años, había llamado a su madre y a su esposa. Presagio o no, a ambas les dijo que se cuidaran y que las amaba.

A su madre, Mari Bermeo, le pidió que revisara la cuenta, pues le había hecho una transferencia para el cuidado de unos cerdos que tenía en el sector Las Mercedes, en Santo Domingo, de donde era oriundo. También le dijo que salude a su hermanita de 10 años. Él era el mayor de dos hijos.

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Poco después, Steven habló con su esposa, Carmen Vargas. A ella le pidió que se cuidara y le prometió que le iba “a dar una vuelta” cuando le sea posible.

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“Me llamó a las 10:30, me dijo que habían tenido una charla con sus compañeros y superiores. Me pidió que tenga cuidado, porque había muchos asaltos”, recordó sollozante la mujer mientras esperaba el cuerpo de su esposo en el exterior del Centro Forense de Quevedo, hasta donde fue llevado luego de confirmarse su deceso en el hospital del Seguro Social.

El uniformado murió por un certero disparo que le propinó un delincuente en el sector del río Gallina del cantón Buena Fe, provincia de Los Ríos.

Él junto a otros policías del Grupo de Operaciones Motorizados (GOM) llegaron al sitio tras la alerta de un asalto.

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Andrés Velasco, comandante de la Policía de Buena Fe, señaló que en el lugar los antisociales estaban a bordo de un taxi y dispararon contra los agentes, uno de los disparos impactó en la humanidad del cabo segundo.

“El compañero cae, otro agente se accidentó, pero se pone en pie de inmediato y repelen el ataque (…) el policía fue estabilizado y llevado al hospital del Seguro Social donde horas después falleció”, contó Velasco indicando, además, que enseguida se realizaron varios allanamientos, logrando detener a tres hombres, decomisar cinco armas, varios celulares y una radio de comunicación.

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“Estos sujetos serían parte de una organización delictiva de Quevedo que estaba delinquiendo en Buena Fe. Ellos se movilizaban en un taxi y en una motocicleta”, sostuvo Velasco, argumentando que el dueño del taxi tiene antecedentes judiciales.

Y remarcó que buscará que todos los que participaron en el crimen de Steven sean sancionados judicialmente. “El disparo que recibió fue de frente y le perforó la yugular”, detalló. el coronel.

Mari Bermeo, madre del agente, recordó a su hijo como un hombre responsable. Recientemente había ascendido a cabo segundo y durante sus días libres que fueron desde el jueves hasta el lunes había compartido con ellas y sus otros familiares.

“Mi hijo se reintegró a su trabajo este martes y encontró la muerte. Durante el fin de semana pasó en la casa, jugó vóley, se reía, le gustaba comer cebiche, era un hijo ejemplar”, contó la madre de familia, quien viajó desde Santo Domingo a Quevedo ante la tragedia.

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Un amigo de él le había dicho que solo tenía un raspón, pero debía ser llevado a Guayaquil. “Me imaginé que era algo grave porque por un raspón no era necesario su traslado”, comentó Bermeo.

Luego de la autopsia el cuerpo de Steven fue llevado a Buena Fe y posteriormente hasta Santo Domingo donde será sepultado.

La Policía continúa con los operativos para ubicar a otros participantes del hecho violento que terminó con la vida del cabo segundo de Policía que llevaba cuatro años de servicio en el cantón Buena Fe. (I)